Jugó su último partido con el Gozón el pasado 24 de noviembre ante La Caridad y desde entonces no se ha vuelto a poner la camiseta del equipo gozoniego. El motivo llegó debido a temas laborales tras ser contratado en un bar de Luanco. El senegalés Thierno Ousmane fue requerido entonces por las fuerzas de seguridad del estado por presunta inmigración ilegal.

Sobre Ousmane, dicen quien le conocen, llevaba residiendo en España muchos años. En lo meramente deportivo, militó en varios conjuntos de la región como el Candás y el propio Gozón. Desde la directiva de su último club, en boca de su presidente Ramón Artime, se pronuncian hacia él como "una persona extraordinaria, con una educación impresionante, a nivel personal si le tengo que calificar de 1 a 20 le pondría un 21".

El jugador, que llegó esta temporada al equipo gozoniego, está recluido en Madrid al igual que más compatriotas que se encuentran en una situación similar a la de Ousmane. El senegalés se encuentra pendiente de un juicio para saber si será deportado a su país, al cual debería de regresar al menos durante los próximos tres años. Desde el Gozón explican cómo fue su llegada al club, que milita en el Grupo 2 de Primera Regional. "Estábamos entrenando un día y nos pidió jugar con nosotros y fijándonos en lo meramente deportivo le fichamos", comenta el entrenador José Paz, que añade que, "desde hace un mes no sé nada de él". Las noticias llegan a cuentagotas hasta el club donde dejó huella más allá de los terrenos de juego. "Nosotros tramitamos la ficha a la Federación Asturiana, como otra más, no tenemos nada que ver con esta historia", resalta el máximo mandatario del Gozón. Tanto Ramón Artime, como el resto de componentes del club, se encuentran pendientes del futuro del senegalés.