Y mientras el baloncesto daba otra muestra de sentido común, los dirigentes del fútbol italiano retrocedían siglos al promover, o permitir, la disputa de la Supercopa entre la Juventus y el Milán Arabia Saudí, donde se discrimina a las mujeres en todos los ámbitos, incluido el deporte. Los siete millones de euros que el gobierno saudí pagará por trasladar la competición a miles de kilómetros pueden salir muy caros, a la vista de las reacciones que se han sucedido estos días en Italia y en otros países. Porque ese Juventus-Milán servirá para lavar la cara a unos dirigentes que no permitieron la entrada de las mujeres en los campos hasta enero de 2018. Y que para el partido previsto para el miércoles día 16 tendrán que situarse en las gradas superiores del estadio del Rey Abdullah de Yeda, y siempre acompañadas por un hombre. Cómo será que hasta Matteo Salvini, uno de los ministros más retrógrados del gobierno italiano, reaccionó con contundencia: "Es una tristeza, una inmundicia. No voy a ver este partido. No quiero un futuro similiar en Italia para nuestras hijas".