El Liberbank Oviedo Baloncesto tiró ayer de talento y de carácter para sumar una de esas victorias que no se esperan, ante un rival, el Bilbao, y en una cancha histórica de la ACB, Miribilla, en la que lo normal es perder. Un partido que comenzó con una lección de juego en la primera parte (29-48) y que acabó con un alarde de sangre fría para aguantar cuando las cosas se torcieron en el último parcial y el Bilbao se colocó a sólo un punto a falta de tres minutos (66-67). Una auténtica "bilbainada" de los azules.

Y todo lo hicieron superando un momento complicado. Los de Javi Rodríguez llegaban a Miribilla hastiados de tanta mala suerte, de encadenar tantas lesiones (Puerto, Nuutinen y Cárdenas), con el sabor amargo de haber desperdiciado una bandeja que hubiera evitado la derrota la pasada jornada (79-78) en la cancha del Prat. Pero nada de eso cuenta cuando el árbitro señala el inicio del partido y en este equipo saben que a partir de ahí sólo vale estar concentrados, defender con energía y esperar a que el talento en ataque, que hay mucho en la plantilla, brote.

El primer tiempo fue una maravilla del Oviedo Baloncesto. Defendiendo, presionando la subida de balón del rival, evitando que anotaran con fluidez desde la línea de tres y obligándoles a que tuvieran que recurrir casi en exclusiva a Larsen bajo los aros. Los asturianos, sin ningún alero en el equipo por las bajas de Puerto y Nuutinen, necesitan el acierto de sus tiradores y ayer lo tuvieron de la mano de un Roope Ahonen pletórico (21 puntos, 6 de 9 en triples). Y eso que era duda para el partido por los problemas musculares que le dejaron fuera en el choque ante el Prat.

Pero fue un partido completo, en el que también les tocó sufrir mucho en el último cuarto, cuando las pilas se empezaron a gastar y cuando Bilbao demostró por qué su plantilla es una de las más temidas. A poco más de tres minutos del final el Oviedo parecía superado. En cuatro minutos el Bilbao había pasado de perder por 19 puntos (54-63) a ponerse a tan sólo uno (66-67). Miribilla presionaba y las muñecas de Edu Martínez y Demetrio se empezaron a calentar.

Apareció entonces Sergio Llorente para coger las riendas del equipo: primero, con una presión enorme, sacó una falta, de la que aprovechó uno de los tiros libres. A continuación, tras una buena defensa, sumó dos puntos vitales (66-70 a 2.30 del final). Paró el partido el técnico rival, Álex Mumbrú, leyenda del baloncesto español, pero no pudo evitar el derroche de corazón de un Oviedo sediento de gloria. Jakstas desde la línea de libres alejó a seis a los vascos (66-72) y un robo de Llorente acabó con otra personal que de nuevo aprovechó el genial ala-pívot (66-74, a 58 segundos).

No se rindió Bilbao y Edu Martínez anotó un triple para mantener la esperanza (69-74). Pero llegó Ahonen y mandó parar. Primero unos tiros libres (69-76) y después un triple (69-79) dieron no sólo la victoria, también el basket-average a los ovetenses (perdieron en Pumarín en la primera jornada por 77-82 y ayer ganaron 72-81).

El Liberbank, cuarto clasificado, volverá a actuar el miércoles (20 horas) en el polideportivo de Pumarín ante el Cáceres.