El Liberbank Oviedo Baloncesto tiró ayer de talento y de carácter para sumar una de esas victorias que no se esperan, ante un rival, el Bilbao, y en una cancha histórica de la ACB, Miribilla, en la que lo normal es perder. Un partido que comenzó con una lección de juego en la primera parte (29-48) y que acabó con un alarde de sangre fría para aguantar cuando las cosas se torcieron en el último parcial y el Bilbao se colocó a solo un punto a falta de tres minutos (66-67). La victoria, que también sirvió a los de Javi Rodríguez para ganar el basket-average a Bilbao (perdieron en casa en la primera jornada por 77-82), les sitúa cuartos en la clasificación de la LEB Oro.

Y todo lo hicieron superando un momento complicado. Los de Javi Rodríguez llegaban a Miribilla hastiados de tanta mala suerte, de encadenar tantas lesiones (Puerto, Nuutinen y Cárdenas), con el sabor amargo de haber desperdiciado una bandeja que hubiera evitado la derrota la pasada jornada (79-78) en la cancha del Prat.

El primer tiempo fue una maravilla del Oviedo Baloncesto. Defendiendo, presionando la subida de balón del rival, evitando que anotaran con fluidez desde la línea de tres, con un Roope Ahonen pletórico (21 puntos, 6 de 9 en triples). Pero fue un partido completo, en el que también les tocó sufrir mucho en el último cuarto, cuando las pilas se empezaron a gastar y cuando Bilbao demostró por qué su plantilla es una de las más temidas y una de las favoritas para ascender a la ACB.