Alejandro del Busto no para. Cuando no se está ocupando de las concejalías de Comunicación, Medioambiente, Festejos, Educación y Juventud del Ayuntamiento de Pravia, vive pendiente del móvil por si se tiene que poner el casco de bombero e irse con la BRIF (Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales). Tiene 31 años y agenda de ministro que casa con su afición de correr ultras y maratones de montaña, además de la gestión de una escuela de fútbol del Villa de Pravia. "Lo único que hago es lo que me gusta. Soy un afortunado", explica un hombre que es el directivo todoterreno.

Del Busto es bombero desde los 19 años. Empezó a trabajar en 2006 en el aeródromo de La Curiscada, en Tineo. La base, en la que trabajan 50 personas, cuenta con un pequeño helipuerto. Desde él, el directivo del Praviano viaja para apagar fuegos por toda España. "Lo cojo como si fuera el taxi", bromea.

En primera línea contra las llamas recuerda el incendio de Horta de Sant Joan, en Tarragona en 2009. Perdieron la vida cinco bomberos y el fuego calcinó más de mil hectáreas. "Nos llevaron hasta Soria, sin saber a dónde íbamos. Hicimos noche allí vimos el telediario. Miedo no pasé, pero sí tuve mucho respeto", rememora.

También ha tenido algún contratiempo. En Cangas de Narcea, en 2007, le vertieron encima una tonelada de agua desde un helicóptero. "Moja mucho y manca más", dice restándole importancia. "Accidentes, afortunadamente no tuve ninguno, pero sí que te llevas algún susto", añade.

A Tineo viaja desde Agones, la parroquia de Pravia de 575 habitantes en la que reside. Fue su presidente hace cuatro años. Va a cumplir en mayo ocho años en política, ahora como concejal de PSOE en Pravia. Lleva cuatro carteras: Comunicación, Medioambiente, Festejos, Educación y Juventud.

"Empecé en política porque me gusta", dice. Lo que peor lleva son algunas críticas. "Las hay que son difíciles de encajar", reconoce. Pero le merece la pena. "Cuando logras sacar la idea de algún vecino, eso vale 20 veces más que el esfuerzo que inviertes para sacarlo adelante", explica.

Y le va bien. Lo sabe cuando sale a entrenar para las cinco o seis ultra maratones que se hace a lo largo del año. "Te conoce todo el mundo. Casi me paso más tiempo saludando que corriendo", afirma.

Se inició en el running por su hermano. "Fui a una carrera con él y me ganó. Le dije que hasta que no le ganara a él, no paraba". Y en las maratones de montaña y en los ultras -carreras que superan los 45 kilómetros de distancia- por un compañero de trabajo. Ha completado verdaderos monstruos, como la Transvulcania, una prueba que bordea la isla canaria de La Palma, de 75 kilómetros de distancia y cerca de 8.525 metros de desnivel acumulado.

Su calendario de carreras siempre está marcado por su actividad como bombero. "Siempre voy algo pillado, porque dependo del trabajo y tienes que tener el cuerpo descansado", explica. En verano, prácticamente no corre. Primero, porque es temporada de incendios y segundo, porque en agosto le coincide con el Xiringüelu. "Eso te deja el cuerpo peor que una carrera de montaña", reconoce entre risas.

Como directivo del Praviano, está satisfecho con el equipo. Con 33 puntos, marcha noveno en la tabla, metido de lleno en la lucha por meterse en la promoción de ascenso. Ensalza la figura de su presidente, Agustín García. "Sin él, este club ya habría desaparecido. Lo cogió cuando nadie más quería", asegura un hombre de 31 años que es el directivo todoterreno del Praviano.