"Machacado". Así llegó, según sus propias palabras, Raúl Entrerríos a su casa de Barcelona tras participar en un Mundial que dejó a la selección española, actual campeona de Europa, en el séptimo puesto. "Era muy importante entrar en el Preolímpico", recalcó el gijonés, al que aún le duele haberse quedado fuera de los Juegos de Río 2016 y quiere poner el broche a su carrera en los de Tokio 2020.

"Estoy machacado porque han sido nueve partidos en 14 días. Fue un Mundial muy exigente. El balonmano actual es muy físico y cada vez hay más selecciones que te exigen ir al máximo". Raúl, además, fue de los jugadores con más minutos en cancha, síntoma de confianza del seleccionador, pero con su parte negativa: "Hay muchos contactos, te llevas golpes, pero son gajes del oficio".

Entrerríos, autocrítico, no quiere escudarse en un sorteo desfavorable ni en algunas decisiones arbitrales en el partido clave frente a Francia: "Por la tarde lo vi más claro que en la pista. Cuando remontamos hasta el empate a 18 hay dos jugadas de exclusiones en las que nos perjudican, pero somos autoexigentes y sabemos que podemos hacer mejor las cosas".

Una vez fuera de la lucha por las medallas, Entrerríos destaca la buena respuesta del equipo: "Cada vez hay más selecciones que aspiran al podio, como Noruega y Suecia, y otras como Brasil ya ganan a equipos europeos. Por eso estamos satisfechos con el séptimo puesto". Antes del Preolímpico, en abril de 2020, España defenderá su título europeo, que también puede dar el pasaporte para Tokio.

Durante el Mundial, Entrerríos supo que el Barcelona contará la próxima temporada con otro asturiano: "Me gusta mucho el fichaje de Serdio porque está haciendo grandes temporadas y ha evolucionado muchísimo en Valladolid. También está entrando en la dinámica de la selección. Estoy contento por él porque me parece una gran persona".