El Grupo IMQ de la Primera División Nacional masculina de balonmano está teniendo una temporada muy buena en la que a su corta y joven plantilla se une el gran número de lesiones que está impidiendo que el entrenador, Chechu Villaldea, casi nunca haya podido contar con toda la plantilla desde el inicio de la Liga.

En un momento u otro de la Liga fueron baja, muchas veces de manera simultánea, un gran número de jugadores. Así, Álex Santos empezó la competición, pero se lesionó en un tobillo a los pocos partidos y no volvió a jugar. Este mismo jugador también atravesó problemas en una rodilla. Víctor Garrido se lesionó en un hombro, lo que le hizo perderse varios partidos, y aún hoy solo juega en defensa porque apenas puede lanzar. Sergio padeció una fascitis plantar. Pablo González una mononucleosis, y por enfermedad fue baja Álvaro Borobio. Pablo Álvarez Cuervo fue baja dos meses por una lesión en un tobillo, y el portero Adrián Díaz Cabo es baja en la actualidad por la rotura de una falange en un accidente de circulación. A todos ellos se añade que el veterano Alexis tiene una microrrotura fibrilar en el sóleo, y aunque está jugando lo hace mermado físicamente. Villaldea señala que "las bajas no solo afectan a los partidos, también a los entrenamientos". Motivo por el cual están entrenándose con el primer equipo jugadores del segundo y del juvenil.

En algunas jornadas Chechu Villaldea tuvo tres y cuatro bajas, lo que disminuyó el potencial de una plantilla totalmente renovada, con jugadores muy jóvenes y por tanto carentes de experiencia en una categoría nacional. No obstante, el entrenador quiere encontrar algún aspecto positivo en esta mala racha de lesiones: "Esto hace que los jóvenes estén teniendo muchos más minutos de los previstos y están madurando muy rápidamente". Algo que a la larga es muy bueno "porque ellos son el futuro del equipo", sentencia el entrenador.