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De 0 a 170 en seis años

El allandés Daniel Pérez, que empezó a entrenarse en 2013, quiere acabar el Ultra Trail Mont Blanc en menos de 30 horas

Daniel Pérez, durante el Ultra Trail Mont Blanc CCC de 2017. LNE

Si todo sale bien, Daniel Pérez Fernández (Pola de Allande, 10-12-79) se unirá en septiembre a la selecta lista de asturianos -encabezada por Fernando González- que ha completado el Ultra Trail Mont Blanc (UTMB) de 170 kilómetros, Biblia de las carreras por montaña. Residente en China desde 2009, Daniel Pérez ha pasado en apenas seis años de entrenarse para estar en forma a sentirse capaz de correr durante treinta horas seguidas por pendientes imposibles para el común de los mortales. Aunque él se considera uno de ellos porque se ve a años luz de los profesionales de esta modalidad, leyendas como el español Kilian Jornet que le animaron a luchar por lo que parecía inalcanzable.

De pequeño, en Pola de Allande, el deporte para Daniel Pérez fue poco más que algún partido de fútbol sala y carreras en bicicleta. También salía alguna vez a correr por los montes cercanos. "Vi algunos vídeos de Kilian Jornet y me preguntaba si en Asturias también habría carreras como esas", señala Perez, al que sus estudios de Económicas le cambiaron la vida. En 2009, una beca del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa) le llevó a Hong Kong y, después, a una empresa española de logística de transportes en Shenzen, "el Silicon Valley deChina", apunta.

Con jornadas de trabajo entre las 9.30 y las 18.30 horas, más desplazamientos de ida y vuelta, Daniel Pérez encontró en el deporte el instrumento ideal para mantenerse en forma física y mentalmente. Fue tal el punto de inflexión, que tiene la fecha grabada: "El 1 de junio de 2013 empecé a entrenar de cara mi primera carrera, que fue el 2 de noviembre en Hong Kong, de 21 kilómetros. Quedé el 16 y entré en la meta con calambres, casi andando", recalca.

Daniel Pérez encontró un buen escenario para su preparación en en una montaña de 900 metros, cerca de su casa en Shenzen, que combina con el gimnasio dos o tres días por semana. Le ayudó en esos primeros pasos un entrenador, Juan María Jiménez, avalado por un décimo puesto en el UTMB de 170 kilómetros. No tardó en engancharse: "Me gustó el ambiente. Hong Kong es la ciudad con más carreras de montaña del mundo".

Los resultados llegaron pronto: "En 2014 gané en Indonesia una carrera que subía hasta el cráter de un volcán, a 2.400 metros. Me favoreció que soy rápido bajando", explica el allandés, que pasó de pesar 67 kilos a los 60 o 61 actuales. Convencido de que lo suyo eran las carreras de ultradistancia, en 2015 se atrevió con una de 50 kilómetros por equipos. "Empecé a tener calambres cuando llevaba 20 y comprobé que se puede volver a correr después de parar".

También tuvo experiencias desagradables, como en los 50 kilómetros de San Francisco. "Iba muy bien, pero peté en la última subida y quedé decimoprimero. En los 100 kilómetros de Hong Kong en enero de 2016 entré en la meta llorando. Coincidió con el día más frío de la ciudad de los últimos 70 años, corrimos a cero grados. En el kilómetro 60 ya pensé en retirarme. Alguien me dio un paracetamol y acabar esa carrera fue una lección brutal: aprendí que el límite está en nuestra cabeza".

A finales de ese año también completó una gesta "e andar por casa: recorrió en un día su concejo, de Sur a Norte y de Oeste a Este, para impulsar la candidatura de Pola de Allande a "Pueblo Ejemplar" de la Fundación Princesa. Un paréntesis sentimental meses antes de afronar su primer UTMB, el CCC, de 101 kilómetros y 6.100 metros de desnivel positivo: "Quedé el 80. No estuvo mal porque a esa carrera van los mejores y en las mejores condiciones".

Pero no fue esa la carrera que le abrió la puerta al UTMB de 170 kilómetros del próximo septiembre, sino el tercer puesto en la de 125 kilómetros de Gaoligong. "Fue un subidón cuando me confirmaron la inscripción. Enfocaré todo el año para llegar bien a septiembre porque me gustaría acabar y hacerlo en menos de 30 horas. Hasta ahora lo máximo fueron las 17 que tardé en la Gaoligong".

El éxito dependerá de muchos factores, entre los que estará lógicamente la resistencia al sueño, básico para afrontar una prueba en la que la organización concede un tiempo máximo de 46 horas y media para alcanzar la meta. Pero, pase lo que pase, podrá presumir de otro reto personal: acabar una carrera de ultradistancia en cada uno de los cinco continentes. Si todo va bien, este fin de semana añadirá Oceanía (Nueva Zelanda), a Europa, Asia, América y África (Ciudad del Cabo en 2017).

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