La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aprende con tu pareja, así forman en defensa personal en un gimnasio de Oviedo

Claudia Pello ejecuta una técnica con su pareja, Juan Díaz. MIKI LÓPEZ

Los cursos de defensa personal proliferan, en la medida que crece la inseguridad de las mujeres. El que ideó Víctor Valle, Viti, en su gimnasio de Ciudad Naranco, en Oviedo, tuvo la particularidad de contar con hombres, al margen de los instructores, el propio Valle (7º dan de judo) y de José Manuel Navarro (6º dan de nihon tai jitsu). "Lógicamente, no es para enseñarles a ellos, sino para que ellas practicaran con sus parejas", recalca Valle sobre el curso, organizado por el Gimnasio Oviedo Sport en colaboración con la Asociación Activa.

"Está más enfocado al judo, a evitar la agresión", señala Viti, que tuvo que cerrar la inscripción, gratuita, cuando cubrió el cupo de 70. Con el tatami a tope, Valle y Navarro comenzaron con técnicas sencillas, "para ayudar a la evasión en caso de ataque", y más elaboradas "para repeler cualquier tipo de acoso o agresión. Se imparten mecanismos para diferenciar cuando existe peligro inevitable y cuando hay que alejarse del lugar".

En algún caso, como el de Francisco Fernández, son ellos los que dan el primer paso. "Soy socio del gimnasio y al enterarme del curso le dije a mi mujer que probara un poco lo que es la defensa personal", explicó en referencia a su mujer, Patricia Gutiérrez. Francisco, que practicó kick boxing y kárate, ejerció también de portavoz de Patricia. "El curso le puede servir porque empezamos por cosas básicas, que son las que quedan en la cabeza", señala.

"Patricia no tuvo ningún problema", añade Francisco sobre las razones: "Pero con lo que se oye, con tanto loco suelto, no está de más aprender estas cosas". Hasta el punto de que no tardará mucho en apuntar a judo a su hija, que ahora tiene dos años y ocho meses. Francisco y Patricia también se apuntaron a la segunda clase del curso, el sábado 16 de febrero: "Es muy buena idea que vayamos los hombres. Aparte de tener más fuerza para que la situación sea realista, ellas trabajan con más confianza con alguien conocido".

Lo mismo pensó Juan Díaz, vecino de Ciudad Naranco, que animó a su pareja, Claudia Pello, a acudir al curso. "Me avisó Juan y me gustó la idea", cuenta Claudia, que salió satisfecha: "Son conceptos básicos, pero que no se me ocurrirían sin ayuda. De algunos me voy a acordar siempre". Pello nunca se ha visto en una situación de apuro, pero "me puede pasar cualquier día. Lo que no sé es si, llegado el caso, sabría responder como en el gimnasio". Le seguirá ayudando Juan, practicante de kick boxing y judo, para el que la clave es "automatizar la reacción".

Natalia González, psicóloga de 39 años, pidió a su amigo Manu Velasco que la acompañara al curso: "Con un hombre te metes más en el papel porque tienen más fuerza. De hecho, le solté algún buen golpe", bromea Natalia, que ya había practicado judo de niña. "Es mejor aprender dos o tres técnicas y practicar. Ayuda tener unas nociones mínimas, aunque lo básico es que seamos unas echadas para adelante".

De esa manera, con valentía, solucionó un episodio de acoso hace unos años: "Fue en San Mateo. Volvía a casa con una amiga y un chico empezó a meterse con nosotras. Nos siguió hasta el portal, le planté cara y al final reculó". Como le sobra carácter, Natalia pensó que le vendrían bien técnicas de defensa: "Me gustó la clase y volveré. No tengo miedo, ni quiero que me lo impongan".

A Susana Ruiz, argentina residente en Asturias desde 1992, no le pudo acompañar su marido, por lo que tuvo como "agresor" a un alumno del gimnasio: "Me gustó porque hicimos pocas técnicas. En el anterior te daban mucha información y en seguida no te acordabas de la primera". Susana, instructora de aerobic y zumba, se interesó por las artes marciales desde que trabajó en el gimnasio de Lino Gómez Feito.

"Toco madera", bromea Susana, que nunca se vio en una situación de riesgo. Anima a sus alumnas a que se apunten a cursos de este tipo y va un poco más allá: "Tendrían que hacerlos en colegios e institutos. Los tiempos que vivimos lo exigen".

Compartir el artículo

stats