Nueva derrota para un Sporting B que tuvo un partido de buenos y malos momentos, con muchas lecturas para un equipo que jugó un convincente primer periodo, después se vio en apenas un parpadeo con dos goles en contra, reaccionó, recortó las diferencias y cuando tenía el empate a dos al alcance de la mano, veía cómo un gol olímpico de Roberto López le cortaba de cuajo las opciones de remontada en el exigente terreno de juego de Zubieta.

Buenas sensaciones globales del filial asturiano, pero al final pequeños detalles y errores en las dos áreas le condenan a una nueva derrota que le dejan con treinta puntos en la zona de nadie. Arrancó con fuerza el Sporting B, mandando y saliendo valiente al campo de un adversario complicado como es el Sanse. Presión alta y ambición en los de Isma Piñera, con primeras llegadas como un lanzamiento de falta que se escapaba por encima del travesaño.

A los diez minutos, la mejor oportunidad del primer acto para los gijoneses, cuando un espléndido servicio en profundidad de Riego llegaba a pies de Borrego, solo ante Zubiaurre, pero el arquero de los guipuzcoanos le ganaba en el uno contra uno.

Buenos momentos de juego en el campo del Sanse, teniendo más el balón el filial del Sporting pero sin llegar a crear peligro claro. Al descanso, igualdad y cerocerismo. La segunda parte empezó muy bien el Sanse, dominando y con más profundidad en sus llegadas. A la salida de un saque de esquina, en una jugada mal defendida por el Sporting, el balón quedaba suelto en el área tras dos toques en parábola y Aranbarri remató a las mallas el uno a cero. Este gol hizo daño al filial gijonés que se quedó groggy, y así un centro al segundo palo en jugada individual de Álex Sola lo aprovechaba el delantero centro Olaizola para hacer el dos a cero.

Los asturianos se rehicieron, no obstante, creando peligro en una buena contra por la derecha con remate de Sandoval que sacaba la defensa vasca. Y poco después, en un mal despeje del portero Zubiaurre, Iván Elena desde el punto de penalti remataba con fuerza un esférico que se colaba por alto. Golazo y esperanzas. Cuando parecía que el dos a dos rondaba Zubieta, sorpresa en un gol olímpico de Roberto López que era el tres a uno. Restaban veinte minutos, pero aunque el cuadro asturiano lo intentó todo, fue la jugada clave de la tarde.