Si la semana era una reválida para el "método Solari", el técnico argentino del Madrid la superó con nota. Ya se sabía que funcionaba razonablemente bien contra rivales inferiores o asequibles. La ida de la Copa en el Camp Nou y el derbi del Metropolitano demostraron que el traje también vale para las grandes ocasiones. A estas alturas, ya nadie echa de menos a Isco y pocos discuten la titularidad de Vinicius por delante de Bale, o de Reguilón frente a Marcelo. En su momento fue una apuesta de riesgo de Solari. Ahora parece la mejor fórmula para armar un equipo competitivo, que no renuncia a ninguna de las competiciones. Quizá, con este guión, no veamos al Madrid espectacular de otras temporadas, pero sí a un bloque cuajado, con todos los jugadores comprometidos porque su entrenador ha dejado muy claro que antepone los hombres a los nombres. Además, salvo en el caso de Isco, Solari no le ha cerrado la puerta a nadie definitivamente. Si Marcelo, Bale, Marco Asensio y compañía no se dejan ir, el Madrid volverá a tener un gran fondo de armario, muy necesario para la trepidante recta final. Y, de paso, Solari podrá desprenderse por fin de la etiqueta de "provisional".