Una situación esperpéntica y extraña se vivió en el estadio de Wembley cuando Maurizio Sarri intentó cambiar a Kepa Arrizabalaga para meter a Willy Caballero con la vista puesta en la tanda de penaltis del Chelsea - Manchester City de final de la Cpa de la Liga.

El meta español se estiró a sacar un remate de Sergio Agüero desde la frontal, se resintió de un problema físico y Sarri llamó a Caballero para que entrara al campo. El argentino se despojó del chándal y se fue al área técnica, preparado para entrar.

El cuarto árbitro incluso levantó la tablilla con los cambios. El 1 se marchaba por el 13 de Caballero.

Kepa, ya en pie, alzó la mirada y lo divisó. Rápidamente le dijo a Sarri que no, que lo parara, que estaba bien. Pero Sarri no quería dar marcha atrás. Quería que el cambio se produjera.

Kepa, inamovible, dijo que no y siguió en el campo, ante un técnico italiano que se desesperaba, pidiendo el cambio, con un Caballero incrédulo, que no entendía nada.

El meta español se mantuvo impertérrito y no salió, Sarri amagó con irse y solo el pitido final dio un poco de tregua. Los jugadores del Chelsea se acercaron a hablar con el transalpino, Kepa se dio la mano con Caballero y comenzó la preparación de unos penaltis que podían alzar al cielo o bajar a los infiernos a Kepa.

Nada pudo hacer ante el primer lanzamiento de Gündogan. Intentó despistar a Sergio Agüero moviéndose de lado a lado y la parada se le escapó por centímetros. Sí le atajó a Leroy Sané, pero Bernardo Silva y Raheem Sterling no fallaron y confirmaron la derrota 'Blue', señalando a Kepa y Sarri como la historia de la noche.

El Manchester City más pragmático de lo habitual, que estuvo durante muchos minutos a merced del Chelsea, consiguió así someter al irreverente cuadro de Maurizio Sarri en los penaltis después de 120 minutos de 0-0.

El lanzamiento de Raheem Sterling que certificó el sexto título para el City en esta competición, acabó con un Chelsea que supo manejar el favoritismo del City.

Sarri, consciente de su delicada situación, se redujo en el planteamiento. Renunció a su estilo, a la posesión y al 'nueve' puro y le entregó los galones a Eden Hazard en detrimento de un Gonzalo Higuaín apocopado en el banquillo.

Guardiola había ganado el primer duelo, el mental, haciendo creer a Sarri que el City era superior y los 'Blues' saltaron al campo dejando el balón en las botas celestes y resignándose a defender y aguantar el chaparrón de ocasiones que no existió.

El City embotelló al Chelsea en su campo y apuñalaba los extremos sin la suficiente profundidad para hacer daño, perdiéndose en centros laterales -solo Agüero cazó uno para rematar por encima de la portería- y estrellándose una y otra vez en Antonio Rudiger y David Luiz, lugartenientes de la zaga 'Blue'.

Los de Sarri, herido por un esquema ilógico en su fútbol, pero con el que ya venció al City en liga, se ampararon a un destello que tuviera Hazard o a un casi improbable error de la defensa rival, bien plantada con Aymeric Laporte y Nicolás Otamendi.

Cuando el Chelsea se lo creyó y mordió arriba con el objetivo de robar la pelota y no tener que aguantar la anodina posesión de los de Guardiola, que no crearon apenas ocasiones en una primera parte marcada por el miedo y la falta de clarividencia arriba.

Pitaba la afición celeste a Kepa por lo que entendían ellos como pérdidas de tiempo, mientras el City protestaba un gol anulado por fuera de juego a Agüero, que el Var corroboró como tal.

No había apenas agresión y el mayor resentido por ello era el fútbol y el aficionado. Ninguno quería que le pillasen en un contraataque ni verse sorprendido por un error. Cautela máxima y poco espectáculo del que se beneficiaron los londinenses.

La que, a priori, era la cenicienta comenzó a creérse y vio cómo Hazard empezó a meter miedo, con varias cabalgadas que bien pudieron acabar en gol si no fuera por las malas definiciones de N'golo Kanté y Pedro.

Sarri le había dado la vuelta al partido y había conseguido arrebatar la posesión. Se notaba un City cansado físicamente, que sufrió para sostener las arremetidas del Chelsea y para bregar con la lesión de Fernandinho, quien antes de que el árbitro pitase el final de los 90 minutos, se tuvo que marchar.

El cuarto cambio en la prórroga, puesto que Guardiola había agotado los tres reglamentarios, vio entrar a Danilo y el City, siguió a la espera del fallo del Chelsea, en tanto que Hazard se erigía como el mejor del encuentro y el tiempo extra se consumía sin que ninguno de los dos equipos rompiesen el hielo.

En el miedo al fuego, un resbalón de Rudiger provocó que Agüero se plantara en la frontal y sacara un disparo que fue bien atajado por Kepa, quien se quedó tocado en la jugada y Sarri decidió sustituirle.

Sin embargo, con el cambio ya anunciado en la tablilla, Kepa se resistió a irse.

En el fondo donde estaba la afición del Chelsea, Jorginho arrancó la tanda con un lanzamiento horrible que paró Ederson, seguido de un seguro Ilkay Gundogan que no erró. Azpilicueta, Agüero y Emerson también acertaron, antes de que Kepa se estirase para sacarle el lanzamiento a Sané.

El Chelsea volvió al torneo solo por segundos, ya que Luiz mandó su tiro al palo, Bernardo marcó, Hazard forzó un lanzamiento más, tirando a lo panenka y Sterling, con mucha seguridad abrochó el título para el City.

Sexto título para el City, que se queda a dos del Liverpool, máximo ganador de esta competición, con ocho entorchados.

0 - Chelsea: Kepa; Azpilicueta, Luiz, Rudiger, Emerson; Jorginho, Kanté, Barkley (Loftus-Cheek, m.89); Hazard, Pedro (Hudson-Odoi, 79) y Willian (Higuaín, m.95).

0 - Manchester City: Ederson; Walker, Laporte (Kompany, m.46), Otamendi, Zinchenko; David Silva (Gundogan, m.79), Bernardo Silva, Fernandinho (Danilo, m.90); De Bruyne (Sané, m.86), Sterling y Agüero.

Árbitro: John Moss amonestó a Luiz (m.30), Rudiger (m.72), Jorginho (m.88) por parte del Chelsea y a Fernandinho (m.58), Otamendi (m.91) por parte del Manchester City.

Incidencias: Final de la Copa de la Liga disputada en el estadio de Wembley (Londres).