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El duelo por Quini empezó con una UVI que circuló muy lenta

"Lloré in situ y viví el traslado a Cabueñes con un gran abatimiento", cuenta uno de los técnicos sanitarios que asistieron a El Brujo

Quini con el equipo de "Con tus manos", en una de sus acciones de apoyo.

Hace un año que en las emergencias de Gijón ya tienen constancia real de un nuevo diagnóstico de enfermedad: la pena causada por la muerte de un ídolo.

Hace un año que algún médico de urgencias sabe que duele mucho más la pérdida de un referente deportivo, aunque seas un niño, que una fractura en carne propia tras un atropello.

Hace un año que en Gijón se vivió uno de los traslados en ambulancia más lentos y emocionados, o al menos así lo recuerda alguno de los sanitarios implicados.

Hace un año que, paradojas de la vida, el proyecto "Con tus manos puedes salvar vidas", que ha adiestrado a media Asturias en las maniobras de reanimación cardiopulmonar, no cuenta con uno de sus grandes embajadores: Enrique Castro, Quini.

Todos esos detalles forman parte del recuerdo que ha quedado grabado en algunos trabajadores sanitarios de las urgencias gijonesas sobre la muerte de Quini y el duelo colectivo que se vivió en Asturias aquellos días de febrero de 2018. Y Marta Nonide, médica de emergencias gijonesa, fue la primera en recoger esos detalles en el blog desde el que comparte con el mundo el proyecto de concienciación colectiva sobre la importancia de que cualquiera niño sepa hacer maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar.

Tras el fallecimiento de El Brujo, Nonide consideró de justicia que todos los seguidores supieran que el ídolo del fútbol asturiano era un colaborador desinteresado y habitual con el proyecto y no duda en expresar que "gracias a él muchos guajes han aprendido a salvar vidas". "¿Cuándo voy?... ¿para qué me necesitáis?..., eran siempre las frases con las que nos atendía", recuerda Nonide.

"Daba igual lo que pidiéramos. Daba igual cuándo lo pidiéramos. Si Quini estaba libre, si estaba en su mano colaborar, lo hacía encantado. Sus palabras -que han quedado grabadas en un vídeo- animaron a miles de chavales, asturianos y de muchas otras partes de España, a aprender a salvar vidas con sus manos. Desgraciadamente ninguna mano pudo salvar su vida. Y muchas manos lo intentaron. De testigos, de policías, de sanitarios. Con todas sus fuerzas. Pero no lo consiguieron. Por más que pelearon, fue imposible. Esta vez perdieron. Siempre duele no haber podido salvar la vida de un paciente. Pero cuando se trata de alguien conocido, querido, idolatrado, duele un poco más", relata Marta Nonide, en el particular homenaje escrito por el equipo de "Con tus manos puedes salvar vidas" para Quini. Nonide reconoce que una vez conocido el fallecimiento del futbolista, ella dio gracias "porque no me tocara a mí el servicio de emergencias. Porque hubiera sido muy duro, después de haberle oído repetir tantas veces en tantos colegios que 'con vuestras manos podéis salvar una vida', no haber podido conseguir salvar su vida con las mías".

Sinesio Fernández y Jorge Lombardero fueron los técnicos sanitarios a los que sí les tocó acudir a la llamada de emergencias en la avenida de Juan Carlos I, el 28 de febrero de 2018. Sabían que iban a intentar una "resucitación" de un hombre que había sufrido una parada cuando conducía. La situación era en extremo compleja. Recuerda Sine Fernández, conductor de la UVI móvil, que poco antes de llegar ya supieron que se trataba de El Brujo. En el lugar ya llevaban un rato dos policías y otras personas intentando reanimar a Quini, sin éxito. A ellos les tocaba el esfuerzo final. Los dos técnicos, el médico y la enfermera que formaban el equipo de la UVI móvil trasladaron al paciente al interior de la ambulancia y allí se siguió con unas labores infructuosas. Sinesio conocía a Quini, y sabía que delante suyo, fallecido, tenía "a un paisano como pocos". Por su admiración por el fallecido, a este veterano técnico de ambulancias de la empresa Transinsa no le duele reconocer que para él fue "un servicio que no se olvida. Lloré en el momento y la sensación general que teníamos en el traslado era de abatimiento". Lo que no quita para que la intervención se diferenciara poco o nada de la que habrían tenido con cualquier otro.

Pero sí que hubo algo diferente. "Nunca lo urgente llegó tan despacio a Cabueñes", describe Sinesio. Se refiere a que el traslado de la ambulancia, ya con Quini fallecido, desde Juan Carlos I hasta las instalaciones mortuorias del hospital de Cabueñes, fue a la velocidad mínima. Y con la sirena sonando desde el primer al último segundo. Explican Sinesio y Jorge Lombardero que cuando en la UVI se traslada a alguien que ya ha fallecido, por el que no se puede hacer nada, la velocidad ya no importa demasiado y tampoco se abusa de la sirena. En el caso de Quini, la sirena se puso "desde el primer al último minuto. Y conduje lento. Iba pensando que si la gente supiera a quién llevaba en la ambulancia seguro que Gijón le estaría haciendo un pasillo".

A Lombardero también le ha quedado en la memoria ese trayecto "en silencio, apesadumbrados" que hicieron en la UVI móvil. Y la "decepción y frustración" que les quedó, en muchos casos y en este algo más, de no haber podido hacer algo por salvar la vida del mítico futbolista. Por eso les ha costado dar el paso al frente de hablar con la prensa para recordar lo sucedido hace un año. "Si le hubiéramos salvado, pues habría algo que contar y que celebrar... pero no tuvimos esa suerte".

Marta Nonide añade otro recuerdo al de aquellos días. Al día siguiente del fallecimiento Enrique Castro asistió a un niño que había sufrido un atropello. "El pobre lloraba más por no poder ir al funeral de Quini que por lo que tuviera fracturado". También recuerda que hubo llamadas a los servicios de emergencia de aficionados al fútbol indispuestos cuando veían por televisión la retransmisión del funeral. Son esos recuerdos los que dan la talla de un ídolo.

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