El monocultivo futbolístico, y más en semanas "champions", apenas dejó espacio para las prometedoras noticias que llegaban desde Glasgow, donde un puñado de jóvenes demostraron que hay futuro en el atletismo español. Hace unos años no se intuía relevo para figuras históricas, ni posibilidad de competir en las grandes citas, incluso por razones socioeconómicas: ¿qué chavales van a machacarse en el tartán o en el gimnasio por una mínima recompensa económica y nula repercusión mediática cuando tienen todas las comodidades a su alcance?. La respuesta son nombres como Ana Peleteiro, Óscar Husillos, Jorge Ureña, Álvaro de Arriba, Jesús Gómez, Lucas Búa y compañía. Grandes deportistas y, en la mayoría de los casos, con la cabeza bien amueblada. "Mi entrenador me ha puesto los pies en la tierra", declaró la saltadora Ana Peleteiro, que con su medalla de oro confirmó las expectativas que ya había levantado en su etapa de formación. Por cierto, su entrenador es Iván Pedroso, que la semana pasada también volvió a la actualidad como protagonista indirecto de los 8,56 de Yago Lamela en Maebashi. Un lujo.