Como la caída del imperio blanco en Europa provocó tanto ruido, la gesta del Ajax se ha tomado como una travesura de un puñado de chavales que pasaban por allí. Y lo cierto es que, durante 180 minutos, jugaron como los ángeles. Quizá mejor, con más continuidad, en Amsterdam, donde solo les faltó una pizca de picardía y toneladas de eficacia. Los De Ligt, De Jong, Van de Beek, Schöne o Tadic honraron a sus mayores, a los pioneros de la generación de Cruyff en la década de los 70, y a sus sucesores, aquel equipo gobernado por Van Gaal en el banquillo y por Rijkaard, Seedorf, Kluivert o Litmanen en el campo. Esos equipazos murieron de éxito, cuando sus mejores jugadores se rindieron al poder del dinero. Ahora ya ha empezado la desbandado con De Jong, que apunta muy alto, y no sería extraño que siguiese con el capitán De Ligt y alguno más. En cualquier caso, antes de desintegrarse, este Ajax aún puede regalarnos alguna noche europea más para el recuerdo. De momento ha demostrado que se puede jugar muy bien al fútbol y ganar. Incluso al equipo que ha hecho de la victoria una seña de identidad. Por eso, en el mismísimo Bernabéu pudo escucharse un "Así, así se gana al Madrid".