Hay partidos en los que el fútbol es un deporte tan primario que asusta corroborar cómo la táctica y la estrategia palidecen ante lo simple que es tener un portero que pare y un delantero que haga goles.

Ayer, el Avilés lo comprobó ante un Praviano parsimonioso. Una parada al final de Borja Piquero a un remate quemarropa de Juanma sirvió para hacer buenos los dos goles de Xavi Cencillo y culminar la remontada.

El primero lo marcó de cabeza. Se elevó tanto, que pareció levitar. Fue el empate, en el minuto 44, porque en el dos había marcado Eloy.

El otro fue tras el intermedio. Xavi, un tipo de 19 años, que cuida su cuerpo en el gimnasio con celo metódico, cuerpeó al veterano central Juanma para ganarle el sitio. Cuando la lógica de la Tercera División dictaba que había que chutar con fuerza, Xavi se paró y se pensó una vaselina en la que solo él creía. Lleva seis goles, a cada cual más complejo, variado e importante para su equipo.

Entre medias de esas acciones puntuales, poco fútbol. El Praviano jugó como un camión adelantando en la autopista: exasperantemente lento. Le condicionó su posición en la tabla, sin objetivos reales por los que luchar, y el gol de Eloy, marcado nada más comenzar el partido.

El Avilés sacó coraje para reponerse del golpe. Adelantó líneas y trató de buscarle las cosquillas el equipo de Manel con balones largos. Lo suplió el equipo de casa poniendo a Borja Piquero a jugar casi de líbero. En una ocasión, el Praviano buscó la pillería de chutar desde el centro del campo, pero no sonó la flauta. Cencillo tuvo otra ocasión, pero la desperdició. Pereira, con un tiro desde el pico derecho del área, obligó a Raúl a dar lo mejor de sí. Poco a poco, el Avilés ganó metros y eso se tradujo en el empate y en el posterior gol de la victoria. El Praviano casi empata con un cabezazo de Eloy, pero apareció Piquero, que acabó medio lesionado, para salvar los tres puntos. Al Avilés le tocará sufrir, aunque se pone a cuatro por encima del descenso. Pero tiene dos pilares, por los que el resto de clubes pagarían dinero. Un portero que para y un delantero que marca goles. Tan sencillo como eso.