Un solvente Barakaldo deja la racha de triunfos consecutivos del Langreo en el Nuevo Ganzábal en seis. El conjunto que entrena Aitor Larrazabal se impuso en el coliseo azulgrana tirando de carácter competitivo pese a que los de Hernán Pérez merecieron, al menos, el empate, pero la ineficacia ofensiva y las paradas de Viorel privaron a los locales de sumar un punto que por méritos merecieron.

La derrota sumada ante un Barakaldo que aspira a disputar los play-off de ascenso no empaña la trayectoria de un Langreo que sigue ocupando plaza en la zona alta y que aspira a sellar el billete para la próxima Copa del Rey, pero sí corta una racha triunfal de un conjunto que está realizando una campaña para enmarcar.

El duelo se presentaba como la oportunidad para que los azulgranas hicieran historia. Si eran capaces de vencer al Barakaldo igualarían, con siete, la mejor racha de triunfos seguidos en el Ganzábal del club en Segunda B que databa del curso 1994-95. Con este aliciente unido a que se medirían a un rival directo por meterse en puestos de promoción, los de Hernán apelaron a la ilusión para volver a dar otra sorpresa como la de hace quince días cuando se impusieron al poderoso Racing de Santander.

Hernán reforzó la medular con un trivote formado por Héctor Nespral, Zubiri y Riki para frenar al rocoso Barakaldo y en los primeros compases del encuentro lo lograron, pues a los de Larrazabal les costó encontrar su sitio sobre el sintético del Ganzábal. Pero cuando se cumplió el cuarto de hora de juego Dopico rompió del partido. El mediapunta marcó un golazo tras controlar con el pecho un centro de Jurgi desde la derecha y mandar el esférico a la escuadra de Adrián Torre en una tremenda volea.

El Ganzábal enmudeció con el golazo del vasco, pero lo peor es que el guión de los azulgranas se rompía sabedores de que el Barakaldo es un equipo que cuando se pone por delante en el marcador es temible.

Con todo, este Langreo tiene casta y tomó las riendas del duelo apostando por ese juego vertical que tanto rédito le ha dado este año. En una acción fulgurante, en el minuto 28, Dani Ábalo trató de llegar al balón, pero el meta vasco le derribó en un más que posible penalti que el colegiado no señaló. Era la jugada polémica del partido y el Langreo protestó sin fortuna para ver cómo Adrián Torre salvaba antes del descanso el 0-2 en un cabezazo de Carles Marc.

El segundo tiempo tuvo otro decorado. El Langreo se la jugó yendo a por el empate y lo rozó en varias ocasiones. En estos últimos 45 minutos surgió la figura del imponente Riki. El exquisito centrocampista ovetense se echó el equipo a sus espaldas comenzando a generar fútbol. De sus botas nació la primera ocasión local. Mandó un pase medido al hueco a la subida del lateral diestro Cristian, pero su disparo cruzado lo despejó Viorel. Era el primer aviso de un Langreo que arriesgaba y más cuando Hernán dio entrada a Aimar Gulin por Cabranes dejando la defensa sustentada en sólo tres jugadores. En una jugada del vasco pudo llegar el ansiado empate. El extremo centró para que, en el segundo palo, Dani Ábalo enviara el balón al larguero. Era el minuto 75 y el 1-1 rondaba el área del Barakaldo y más cuando Riki vio cómo Ábalo le devolvía el esférico para que rematara franco de cabeza y el meta visitante mandara a córner una clara ocasión azulgrana.

El empate parecía que podría llegar en cualquier momento, pero Larrazabal respondió reforzando la medular con De Paula y buscando la contra con Barbosa. Y en el añadido del encuentro este último jugador hizo el 0-2 en una gran jugada individual a la contra que dejaba al Langreo con la miel en los labios confirmando una dolorosa derrota tras seis triunfos seguidos en casa.