Como no se batió ningún récord de asistencia, el amistoso de las selecciones femeninas de fútbol entre España y Brasil pasó casi desapercibido. Pero el resultado (2-1) y las buenas sensaciones de la Roja son otro motivo para el optimismo de cara al Mundial que se disputará en Francia dentro de dos meses. El equipo de Jorge Vilda parece en condiciones de competir con los mejores, y mañana tendrá una nueva oportunidad de demostrarlo en Inglaterra. Necesitará llegar a tope al mundial porque el torneo será exigente desde el principio, ya que en su grupo tendrá como rivales a dos potencias (Alemania y China), además de Sudáfrica. Será la prueba de fuego para medir el salto de calidad del fútbol femenino en España. Y, salvo sorpresa, con protagonismo asturiano, ya que la allerana Lucía García es una habitual en las convocatorias de Vilda, que cuenta con la ovetense Montse Tomé como una de sus ayudantes. Superada la etapa en la que los dirigentes de la federación española no hacían ni caso a sus selecciones femeninas, la llegada de Vilda en sustitución de Ignacio Quereda ha sido como un salto a la modernidad. Acostumbrados a los éxitos en las categorías inferiores, ahora llega el turno de las mayores para confirmar otro éxito del fútbol español.
