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Al Barça le basta con un gol

El 0-1 en los primeros minutos rebaja la ambición del equipo azulgrana, que apenas pasó apuros ante un United muy limitado

El balón cabeceado por Luis Suárez supera a De Gea tras rozar en Shaw, parcialmente tapado por Rakitic. PETER POWELL / EFE

El primer triunfo del Barcelona en Old Trafford llegó con suspense, VAR mediante, y con dudas sobre su autor. Parecía que Luis Suárez había roto una sequía europea fuera de casa que ya se prolonga más de cuatro años. El linier cortó la celebración del uruguayo, convencido de que no estaba en fuera de juego y de que Coutinho había arrancado desde atrás buscando su cesión de cabeza. Al final la tecnología confirmó que el gol era legal y la UEFA sentenció que su autor, aunque él no quería, fue Shaw, en el que rozó ligeramente el balón. Ese 0-1 tan rápido anestesió al Barça y obligó al Manchester United a salir de la cueva, lo que desveló los problemas de los "diablos rojos" para jugar al fútbol. Así que, entre el conformismo de unos y la incapacidad de otros, la resolución se aplazó para el Camp Nou.

Valverde resolvió en favor de Semedo y Coutinho las pocas dudas que planteaba una alineación estratégica, de esas que evidencian las prioridades de un entrenador. Inicialmente prefirió el control de Arthur a la explosividad de Arturo Vidal, buscando más control que cuerpo a cuerpo. Como al United aceptó su papel de secundario, la estadística del primer cuarto de hora fue reveladora: 85-15 en la posesión. Un arranque que culminó con la jugada del gol: ruptura de Messi a la espalda de los centrales, centro a Luis Suárez y gol de Shaw anticipándose a la llegada en soliario de Coutinho.

Siguió jugándose un rato a lo que le convenía al Barça, pero bastaron un par de imprecisiones en la salida del balón para que el United impusiera durante unos minutos sus centímetros y sus kilos. Se equilibró la posesión, sin que Ter Stegen pasara por grandes apuros. Además, el Barça estuvo a punto de sacar tajada de la capacidad de Luis Suárez para jugar de espaldas a la puerta, con una dejada a Coutinho que De Gea salvó in-extremis, como un portero de balonmano. Mientras, el United sólo creó peligro en un centro de Rashford que Dalot, sin mucho ángulo, intentó poner como Suárez, pero sin tanta suerte.

El Manchester United planteó el inicio del segundo tiempo como un todo o nada. Adelantó líneas, impidió que los centrales del Barça y Busquets saliesen jugando. Como, además, Ter Stegen no encontró casi nunca a Luis Suárez, el partido se volcó hacia el área azulgrana. Hasta que Semedo progresó por su banda y metió un pase en profundidad que el uruguayo estrelló en el lateral de la red. Inmediatamente llegaron los cambios y, con cuatro centrocampistas, el Barça recuperó el control.

Inmediatamente, una combinación a toda velocidad en la frontal del área dejó a Jordi Alba frente a De Gea, que volvió a tirar de reflejos. A partir de ahí, con Solksjaer buscando soluciones en el banquillo, el Barça pensó más en guardar la ventaja que en duplicarla. Incluso sin Arthur, los azulgrana convirtieron el partido en un rondo que obligó a los locales a un desgaste tremendo. Un decepcionante Pogba y un Rashford desaparecido no pudieron marcar la diferencia en un equipo muy limitado. El United confirmó que es un equipo sólo sostenido por la voluntad y el físico, pero en el Camp Nou necesitará algo más para remontar.

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