El vicepresidente de la UEFA Reinhard Grindel dimitió ayer de su cargo y también de sus puestos en la FIFA como consecuencia de un escándalo por recepción de pagos indebidos y de regalos que ya le había costado la presidencia de la Federación Alemana de Fútbol (DFB). Grindel habría recibido 78.000 euros antes de comenzar su mandato como miembro del Consejo de Vigilancia de una filial de la DFB, en contra de las disposiciones de la organización, y habría aceptado como regalo de un oligarca ucraniano un reloj por valor de más de 10.000 euros.