La pesca del salmón en Asturias no atraviesa un momento dulce porque los ríos cuentan cada vez con menos ejemplares, pero también porque cada vez hay menos gente dispuesta a ir a capturarlos. El descenso en el número de licencias -5.070 esta temporada para la pesca del salmón, 1.205 menos que el año pasado- y la ausencia de un relevo generacional que garantice la continuidad de esta actividad con tanta tradición en la región son motivos de preocupación entre los aficionados y las sociedades de pesca de la región.

Las cifras son contundentes al respecto. En 2017 Asturias contaba con 17.915 licencias sumando las de salmón y las de la trucha, así como las regionales y las interautonómicas. El año pasado esa cifra descendió hasta las 15.805 licencias, 2.110 menos, y este año van por 13.615, con lo que volverá a registrarse una notable bajada.

Una de las razones que explican está bajada responde a la normativa: ahora se pueden hacer licencias interautonómicas que permiten a pescadores de otras regiones hacerse la licencia en su comunidad y pescar después en los ríos de Asturias. Pero esa no es la única razón del descenso.

Tanto desde el servicio de Caza y Pesca de la consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente como desde diferentes asociaciones de pesca, apuntan a la falta de un relevo generacional. Son pocos los jóvenes a los que se ve pescando en los ríos y pocos los niños a los que se les ve echando la caña al río por primera vez. Que haya menos ejemplares de salmones en los ríos es una de las razones que explica en parte la ausencia de nuevas vocaciones. La esperanza esta temporada es el que buen estado de los ríos, con más agua y más fría, conduzcan a una buena campaña que pueda despertar nuevas vocaciones y reactivar una práctica deportiva que da un valor añadido muy importante a los cauces.