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A Rubiales y Tebas no les queda otra

Sergio Egea, en su anterior etapa en el Oviedo, en el Carlos Tartiere con Arturo Elías. IRMA COLLÍN

La guerra entre Luis Rubiales y Javier Tebas ha entrado en una fase bochornosa para ellos y peligrosa para las instituciones que representan y, por tanto, para el fútbol español. Si no recapacitan, o alguna autoridad superior les hace entrar en razón, la próxima temporada está en serio peligro. El bloqueo puede afectar al normal desarrollo de las dos categorías profesionales, con el efecto cascada que eso supondría. A primera vista, Rubiales tiene poderosas razones para reclamar lo que su antecesor, Ángel María Villar, había cedido a la Liga, más por dejadez que por convicción. Lo que ya no se entiende tan bien es que, después una reunión con la cúpula del Consejo Superior de Deportes, que actúa de mediador, se salga hablando de amenazas y querellas. Hoy, en la asamblea extraordinaria de la federación, se aprobarán con toda seguridad los cambios en la disputa de la Supercopa y la Copa del Rey. Pero mientras no haya acuerdo con la Liga será papel mojado. Así que, por mucho que les pese, Tebas y Rubiales no tienen otra opción que entenderse o marcharse.

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