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Mercedes contra Mercedes

Solo la pugna entre Bottas y Hamilton, con cuatro dobletes históricos en las cuatro primeras carreras del año, anima un campeonato decepcionante de nuevo para Ferrari y McLaren

Por la izquierda, Hamilton y Bottas. EFE

Cumplidas las cuatro primeras carreras del año, y a las puertas del Gran Premio de España (12 de mayo), cita aprovechada tradicionalmente por las escuderías para estrenar sus primeros paquetes de mejoras, es buen momento para analizar lo que nos ha ofrecido hasta ahora la temporada y jugar a aventurar lo que nos espera. Y la verdad es que el resumen no puede resultar más simple: un abrumador dominio de Mercedes hasta el momento y que amenaza con prolongarse hasta el final. La batalla interna entre Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, a semejanza de la vivida en 2016 entre el propio Hamilton y el a la postre campeón Nico Rosberg en el garaje germano, puede ser lo único que ponga picante a la campaña.

El dominio de Mercedes se traduce en un récord histórico: nunca antes en los setenta años de F1 los pilotos de una misma escudería habían logrado cuatro dobletes en las cuatro primeras carreras de la temporada. La marca hasta ahora estaba en los tres conseguidos por Nigel Mansell y Riccardo Patrese para Williams en 1992. Pero si entonces Mansell sumó las tres victorias por los dos segundos puestos de Patrese, ahora vivimos un reparto perfecto de papeles con victorias de Bottas en Australia y Azerbaiyán, con Hamilton segundo, y del británico en Baréin y China, con el finlandés a su rebufo. Con ello, la vuelta rápida lograda por Bottas en la primera cita del año y el novedoso punto que otorga esta temporada a quien la consigue sirven al finlandés para romper el empate con su compañero y convertirse en el líder provisional del campeonato.

Muy lejos ya de Bottas (87 puntos) y Hamilton (86) aparece Sebastian Vettel con 52 puntos, a prácticamente carrera y media, en puntos, de los pilotos de Mercedes. Y ello a pesar de que Ferrari no ha tenido empacho alguno en favorecer las opciones del alemán en perjuicio del monegasco Charles Leclerc, quinto en la general con 47 puntos. Pero mientras Mercedes evidencia ser una máquina compacta y bien engrasada a todos los niveles, en Ferrari cuando no fallan con la estrategia son los errores de sus propios pilotos (Vettel en la carrera de Baréin, Leclerc en la clasificatoria de Azerbaiyán) los que arruinan sus opciones.

Que Ferrari puede plantar cara a los Mercedes en velocidad lo ha acreditado el joven Leclerc en pista -pole y vuelta rápida en Baréin, vuelta rápida en Azerbaiyán-, pero para ganar el campeonato se precisa algo más que un buen coche. Vettel tuvo un monoplaza campeón el pasado año en sus manos y fracasó -mal dirigido también desde el muro- en los momentos claves de la temporada. Y este año el cavallino no parece capaz de mejorar el rumbo. En sólo cuatro carreras están ya a 74 puntos de Mercedes en la tabla de constructores.

Y para la lucha por el título no hay más que contar, pues la mejoría evidenciada por los motores Honda con Red Bull sigue estando lejos de poder poner en entredicho el dominio de los propulsores Ferrari y Mercedes. De momento la regularidad y la tranquilidad de saberse el gallo incuestionable del garaje, sin tener que pelearse con un Ricciardo irreconocible en Renault, le ha valido a Max Verstappen (51 puntos) para meterse en medio de los pilotos de Ferrari. Y a buen seguro que el holandés tendrá una vez más la posibilidad de exprimir la especial aerodinámica de su monoplaza en circuitos complejos como Mónaco, Canadá, Austria o México, donde ya brilló el pasado año. Honda no gana una carrera desde 2006, con Jenson Button en Hungría.

De decepcionante hay que calificar una vez más el comportamiento de McLaren, por cierto que sea que la mala fortuna se ha cebado con el madrileño Carlos Sainz en este inicio de temporada. Al menos el pasado domingo en Bakú terminaban en los puntos sus dos pilotos (séptima plaza del madrileño, octava de Lando Norris), pero que puedan subir al podio en alguna carrera como se presumía era el objetivo del año es pura quimera. En Woking intentan poner buena cara y hablan de mayor competitividad este ejercicio, pero parecen olvidar un dato elemental: entre sus dos pilotos han conseguido 18 puntos en las cuatro primeras citas de la presente temporada (12 de Norris, noveno en la general, 6 de Sainz, decimosegundo), cuando Fernando Alonso llevaba él solito 28 a estas alturas de campeonato el pasado año.

Así las cosas, y a la espera de una reacción de Ferrari que revitalice la cada vez más perdida emoción del campeonato, sólo cabe esperar que Toto Wolf y su gente sigan permitiendo la pelea dentro del garaje de Mercedes y que Bottas luche por convertirse en el nuevo Rosberg. Mientras tanto la escudería alemana apunta objetivos menores como superar el récord de cinco dobletes en una misma temporada logrado por los pilotos de Ferrari en 1952 (Ascari y Farina) y 2002 (Schumacher y Barrichello), o a otro de mayor enjundia como igualar los seis campeonatos de consecutivos de la firma italiana entre 1999 y 2004. Luego, ya saben, apareció Fernando Alonso con su Renault.

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