Acaba de devolver al juvenil al Avilés a la máxima categoría, la División de Honor, pero Nacho Azpiazu, el entrenador, quiere más. Este fin de semana se mide al filial del Oviedo, con la segunda plaza en juego -el Avilés asciende como tercero- y quiere ganar. También piensa en el futuro. El de los seis jugadores que terminan su etapa de formación. "Se merecen tener una oportunidad en el primer equipo. Que los vean y luego que decidan", asevera el técnico.

Estos jugadores son Javier Álvarez, lateral izquierdo; Pablo Fernández, mediocentro; Raúl Fernández, mediocentro; Nacho Álvarez, extremo derecho, Sergio, extremo, y Riki, que juega de delantero.

A pesar del éxito de su equipo, Azpiazu se muestra humilde. "Yo no me puedo poner notas. Eso es trabajo de otros. Yo intento ser honrado y dedicarme al máximo a esto. Procuro dejar pocas cosas al azar", reflexiona un entrenador que si todo sale según lo esperado seguirá al frente del equipo en División de Honor. Será su quinto año en la categoría, tras haber estado tres en el Sporting y uno en el Avilés. "El secreto ha sido el trabajo de los futbolistas", resume Nacho Azpiazu.