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Culé Moyáu

No es una sombra en la pared

El gran Liverpool de Salah perdió en el Camp Nou porque jugó con miedo a no ganar. Hay muy pocos equipos así. O puede que ninguno. Todos los equipos que llegan al Camp Nou juegan con miedo a perder, pero el Liverpool jugó todo el tiempo con miedo a no ganar y, aun así, perdió. Jugó mejor que el Barça y al menos con tanta intensidad como la que mostró el actual campeón de Liga, pero perdió. El Liverpool tiró más veces a puerta, arrinconó al Barça hasta meterlo en su área, asustó a los aficionados que llenaban ese estadio que según Klopp no es un templo del fútbol. Pero perdió. Y no perdió 1-0, ni 2-0, sino 3-0. Y pudo haber sido un 4-0 si Dembélé, ese hombre que se lesiona solo por respirar, no hubiera disparado a puerta en el último segundo con la displicencia con la que un faraón egipcio espantaría una mosca. ¿Por qué? ¿Por qué un Liverpool con miedo a no ganar perdió 3-0 ante un Barça al que se le recuerda eliminatoria tras eliminatoria que tiene que ganar la Liga de Campeones porque ganar solo Liga y Copa es un fracaso?

Por dos motivos. El primero tiene que ver con lo que decía el escritor Italo Calvino acerca de los clásicos, que son como el ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone. El clásico juego del Barça también es un ruido de fondo que permite ganar un partido importantísimo incluso cuando la actualidad más incompatible de un equipo como el Liverpool se impone. El ruido de fondo del Barça aparece hasta cuando el rival nos discute la posesión de la pelota, presiona y cava trincheras alrededor de Ter Stegen. Y el segundo motivo tiene que ver con el poder. En la serie "Juego de tronos", Lord Varys dice a Tyrion Lannister que el poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco, una sombra en la pared. La teoría política de Varys es futbolísticamente interesante, y todos los futboleros sabemos que hay equipos que ganan partidos e incluso Ligas de Campeones porque otros equipos están convencidos de que en ellos reside el poder. Pero ese poder es muchas veces un truco, y basta con presentarse en el Bernabéu con la fuerza y talento de un Ajax para eliminar a todo un Real Madrid. La diferencia es que el Barça tiene a Messi. Y Messi no es un truco, ni una sombra en la pared.

El poder del Barça está en su ruido de fondo y en Messi. Y el ruido de fondo y Messi ganaron al Liverpool 3-0. Nos espera Anfield. Pero el Barça nunca camina en silencio y nunca está solo.

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