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Un mago del balón en Siero

Martín Carrascal domina el freestyle, una disciplina que consiste en hacer trucos con la pelota: "Es un deporte independiente"

Martín Carrascal practica un truco de freestyle, el domingo en Avilés. J. RUS

Martín Carrascal es un jugador de fútbol peculiar. Quizás porque en su casa mata los ratos ensayando fórmulas matemáticas que sólo él y los que han estudiado Física pueden descifrar. O quizás porque cuando la gente admira lo que hace con un balón en los pies nunca está en un campo de fútbol. Martín es un mago, pero del freestyle, un deporte que consiste en hacer trucos de infarto con una pelota. Una locura en la que el límite lo marca la imaginación, la gravedad y la flexibilidad. "Es un deporte independiente", explica el joven centrocampista poleso.

Martín ha cumplido la mayoría de edad hace escasos meses. Juega en el Romanón, el juvenil del Siero. Y hace dos años, su plan era participar en el Campeonato de España de freestyle, aunque dos duras lesiones en la ingle jugando al fútbol le lastraron. "Llevo un tiempo parado. A la hora de dar la vuelta al mundo -un truco que consiste en dar toques a la pelota mientras se superponen las piernas- tiras mucho de esa zona y tuve que parar", explica.

Pero ya está recuperado y entre sus planes está regresar a la playa de San Lorenzo. En el Muro, junto con dos compañeros gijoneses, Martín saca a relucir todo su arte. Se colocan entre los tres y se van pasando la pelota, dando cabriolas con ella y hasta acrobacias que pegarían en cualquier circo. Lo hacen a cambio de la voluntad de los que durante su paseo se quedan maravillados con su pericia. "En una buena mañana nos hemos podido sacar 60 euros. Lo que pasa es que en una hora y media de hacer esto, acabas reventado", bromea el joven jugador.

Su afición por los artificios con el balón, que a buena fe, tienen poca cabida en un partido de fútbol, empezaron cuando cumplió 15 años. Lo cuentan su padre y su madre, Javier Carrascal y Sandra Vázquez. "Empezó a ver vídeos y salía a la terraza de casa. Es un chico muy cabezón, como algo se le meta en la cabeza, no para. Así que ahí fuera se ponía y le fueron saliendo las cosas. Los vecinos se le quedaban mirando", confiesan sus progenitores.

La vida futbolística de Martín parece innegablemente vinculada a la comarca de Avilés. Sin ir más lejos, su padre es avilesino. Pero al chico no se le olvidará que debutó en Tercera División en un partido contra el Marino de Luanco y que el domingo jugó por segunda vez con la elástica del Siero en el que quizás es el mejor campo de la categoría, el Suárez Puerta. "Toqué un par de balones, creo que no lo hice mal. Pero claro, entré con el 3-0 -el partido terminó 5-0- y ya poco pude hacer", comenta.

La otra particularidad de Martín Carrascal es que es todo un cerebrito. El joven está inmerso en los exámenes finales del primer curso de la carrera de Física y Matemáticas en la Universidad de Oviedo. "Desde pequeño tiene en casa una pizarra y ahí está todo el día escribiendo sus fórmulas y borrándolas", cuenta su madre.

Así, no es raro que, por ejemplo, el día que se vislumbró la primera foto de un agujero negro para Martín fuera como si se estrenara un nuevo capítulo de la serie "Juego de Tronos". "Me gusta bastante la astrofísica, pero tampoco descarto la docencia", cuenta.

Su futuro futbolístico es más incógnita. Quizás pase al primer equipo del Siero o le toque enrolarse en el filial. Lo que tiene claro es que este verano lo va a dedicar a su gran pasión: ser un mago del balón y un crack del freestyle.

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