Habrá que revisar ese tópico de que el cliente siempre tiene razón. Al menos en el fútbol, cada vez cuesta más aceptarlo. El clamor de la grada de El Molinón aupó a José Alberto López al banquillo, sin que los resultados y, sobre todo, el fútbol del equipo lo hayan justificado. El Sporting jugaba mal cuando ganaba con José Alberto y ahora que ni siquiera lo maquilla con resultados no hay por donde cogerlo. En su momento resultó comprensible que la directiva y Miguel Torrecilla no se complicasen más la vida y navegaran a favor de corriente. Ahora, con tiempo para planificar gracias al precipitado descuelgue del equipo, es el momento de tomar decisiones sin tufo populista. Por lo mismo, veremos cómo le va al Betis con su próximo proyecto, una vez que buena parte de la hinchada verdiblanca consiguiese que Quique Setién tomara la puerta de salida. Al margen de gustos futbolísticos, y del debate que suele incentivar el técnico cántabro, ese sector del beticismo debe de haber olvidado de donde viene. Porque en la última década el Betis ha vivido dos descensos, incluso con equipos que parecían destinados a luchar por Europa. Eso es precisamente lo que consiguió Setién en su primera temporada, con un fútbol -el mismo que ahora no vale- ofensivo y espectacular.