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En casa de los Pedregal no entra un solo salmón asturiano

Los hermanos gijoneses ceden todos sus ejemplares vivos para ayudar a recuperar la especie: "No estamos cómodos matándolos"

Pablo y Marcos Pedregal, en Puente Quinzanas (Pravia), recibiendo información sobre el estado del río Narcea. S. ARIAS

A los hermanos Marcos y Pablo Pedregal de Gijón ya no les convence matar salmones. En su casa no entra ni uno asturiano. Son conocidos como los mecenas del río Narcea. Aficionados desde niños y con buena mano para los lances, son dos de los pescadores más implicados en el proyecto "Arca" de la sociedad de pescadores "Las Mestas del Narcea", mediante el que ceden todas sus capturas de ejemplares vivos salvajes para la reproducción en ciclo cerrado que permita la posterior repoblación del río. Esta temporada, Marcos ha entregado ya dos y Pablo espera poder pescar pronto y entregar los cuatro que permite el cupo, aunque desde la puesta en marcha de "Arca", en 2014, ha cedido una docena.

"Los pescadores somos los que más nos preocupamos por el río, es una forma de ayudar y, a la vez, de protestar ante la dejadez de la administración", afirma. Los hermanos están preocupados por el Narcea y la población salmonera, que decrece cada año. Según explica Marcos, las circunstancias en el río salmonero por excelencia de Asturias no son óptimas: "Tiene sus condiciones particulares por la presa de Calabazos, que arrastra mucho sedimento y piedras que rellenan los pozos y con las subidas y bajadas del nivel del agua no se prestan las mejores condiciones para el desove natural".

Además, muchos de los salmones son pescados en el Nalón, donde se pierden ejemplares por las turbinas del Furacón. "Cogemos peces que no tienen futuro, se desovan y se devuelven más de doscientos mil alevines al río", detalla. La repoblación, el fin último del proyecto, es el objetivo de los pescadores, aunque por el momento no hay datos oficiales del retorno de estos salmones. "Está por demostrar, con el tiempo lo sabremos, pero hasta que no digan lo contrario, seguiremos cediéndolos, afirma Marcos, quien cambió su modo de ver la pesca cuando comenzó el proyecto "Arca". Dejó de matar los salmones para donarlos. "Es un cambio de perspectiva, una evolución en el modo de actuar y yo ya no me siento cómodo matándolos, 'Arca' me abrió los ojos y me hizo cambiar la mentalidad".

También su hermano Pablo ha abandonado la tradicional pesca con muerte por las cesiones desde el comienzo del proyecto liderado por "Las Mestas del Narcea", con sede en Quintana (Pravia). "Si vienen en buenas condiciones y pueden ser cedidos, dono todo el cupo", asegura. Pero siempre y cuando se den las condiciones idóneas y el salmón no sufra. Los hermanos Pedregal apuestan por la cesión sin lugar a dudas.

"Creo que nadie puede ni debe estar en contra de las cesiones, cada uno con sus peces puede hacer lo que crea conveniente, pero siempre que no se haga daño a la especie", concluye Pablo.

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