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Décimo de los humanos

El asturiano Juanjo Somohano destaca en la brutal carrera Zegama-Aizkorri, dominada por Kilian Jornet

Juanjo Somohano, en uno de los tramos más exigentes de la maratón de montaña Zegama-Aizkorri. ANDRÉS GARCÍA BLANCO

En uno de los tramos más duros de la tremenda maratón de montaña Zegama-Aizkorri, cuando apenas podía avanzar apoyado en sus bastones, el asturiano Juanjo Somohano tuvo fuerzas para sonreír al encontrarse por sorpresa con su amigo Andrés García Blanco, que inmortalizó el momento. Por ese pasillo humano había pasado unos minutos antes Kilian Jornet, considerado un deportista de otra galaxia, que ganó por novena vez la prueba. Somohano acabó undécimo, es decir, el décimo de los mortales.

Al lado de Kilian Jornet, que desde muy joven se entrena cuatro horas diarias y ha afrontado los mayores desafíos, Juanjo Somohano Peramato (Arenas de Cabrales, 25 de junio de 1991) es un principiante. Hasta hace cuatro años su relación con el deporte se limitaba a jugar al fútbol, aunque sus orígenes le relacionaron siempre con la montaña. Empezó a correr en 2015 y ese mismo año acudió como espectador a la Zegama-Aizkorri, una maratón (42,195) con un desnivel acumulado de 5.472 metros y una altura máxima de 1.551.

"Como corredor, esta carrera es otro mundo", explica Somohano. "Por dureza sólo me queda probar con el Mont Blanc. En todo lo demás es difícil mejorar la Zegama. El ambiente es impresionante. Muchos espectadores llevan la lista de dorsales y te animan por tu nombre. En 42 kilómetros habrá uno en el que corremos solos". La pasión de la gente ayuda a cumplir el objetivo: "Hay como tres tramos, de unos doscientos metros cada uno, en los que apenas te dejan un pasillo. Ahí no te duelen ni las piernas".

Ni el cansancio ni el calor, que apretó fuerte el domingo en Guipúzcoa, frenaron a Somohano, que paró el reloj en 4 horas, 12 minutos y 7 segundos, a veinte del inalcanzable Jornet. Ese tiempo le permitirá repetir durante los dos próximos años, después de esperar durante cuatro a que le favoreciese el sorteo para estar entre los 500 participantes llegados de todo el mundo.

Con solo 27 años, Somohano es uno de los mejores especialistas españoles. Los trabajos ocasionales le llevaron a vivir durante un tiempo en Madrid, donde no tenía facilidades para entrenar. Ahora, en paro y de regreso a Arenas de Cabrales, se entrena dos horas diarias. Mejoró gracias a los planes de entrenamiento que le preparaba un amigo. Y también destaca la importancia del apoyo del nutricionista Juan Carlos Llamas.

Su próximo objetivo es la Traveserina, el sábado, porque prefiere ser prudente con las distancias. Su tope es el Desafío Somiedo, de 84 kilómetros y con cuatro mil metros de desnivel positivo. "Creo que tengo bastante margen de mejora", concluye.

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