La cara sur del Lhotse sigue siendo inaccesible para el ser humano. "Inescalable", precisa Jorge Egocheaga, recién llegado a Asturias de su segundo intento frustrado como acompañante de Hong Sung Taek, Míster Hong, un reputado escalador coreano que se ha convertido en el más terco aspirante a doblegar la vertiente imposible de la mítica montaña. Ni el gran Reinhold Messner lo consiguió. Así que Egocheaga da por buena una aventura en la que, durante siete semanas, se sintió permanentemente en peligro.
Para Míster Hong era el sexto intento de entrar en la historia. Hace dos años, para el quinto, preguntó a sus sherpas por alguien que le pudiera ayudar y Egocheaga fue el elegido. El ovetense, que había sumado en 2013 el Lhotse (8.516) a su lista de ochomiles, pudo comprobar que la leyenda de la vertiente sur era cierta. En 2017, Hong y Egocheaga llegaron hasta 8.250 metros, cuando el riesgo de avalanchas les hizo desistir.
Esta vez, al programar el intento para abril y mayo, Egocheaga confiaba en unas condiciones climatológicas más favorables. La expedición contaba incluso con el apoyo de un reputado meteorólogo portugués, Vítor Bahía, pero todo se torció: "Nevó todos los días, hubo mucho viento y las avalanchas fueron continuas. Apoyados por otro escalador coreano, Song, y seis sherpas, se pasaron semanas preparando la pared con cuerdas fijas para proteger el descenso.
Después de dos ataques a cumbre, Hong, Egocheaga y Song tuvieron que desistir tras alcanzar los 7.850 metros. Nada extraño si tenemos en cuenta que los mejores de la historia (Kukuczka, Messner, Profit, Lucas) también tuvieron que dar la vuelta. "Messner fue con un grupo de elegidos y no llegaron más allá de los seis mil y pico metros".
Egocheaga expresa su admiración por Míster Hong, explorador de National Geographic: "No tiene muchos ochomiles, pero sí expediciones de extrema dificultad. Ha atravesado andando desde Groenlandia al Polo Norte, para bajar por Canadá, Estados Unidos y el Estrecho de Bering". Egocheaga, fiel a su filosofía de disfrutar "de estar" antes que "de llegar", regresó satisfecho de la experiencia y de su labor solidaria a través de la "Fundación Jöelle". Gracias a los derechos de autor de su libro más reciente ha conseguido escolarizar a ocho niños nepalíes en colegios de Katmandú.
