Si fichas a Kaká recién ganado el "Balón de Oro" y no da una a derechas, eso es un problema de rendimiento. Si arrancas a Coutinho del Liverpool cuando reina en la Premier y se convierte en un jugador del montón, eso es un problema de rendimiento. Si traes a Sousa, Cofie, Blackman, Ivi o Álvaro y no mejoran a los chavales del filial, cualquier director deportivo tiene un problema. Como respondió José Luis Núñez cuando Johan Cruyff le reclamaba la contratación de los cracks del momento, "esos fichajes los podría hacer la portera de mi casa". Sin llegar a esos extremos, Miguel Torrecilla ha dispuesto desde que está en el Sporting del dinero suficiente para dejar la formación de la plantilla en manos de su portera. El balance de su primera temporada fue discreto, y este, muy deficiente. La portera de Torrecilla ni siquiera conocería a Sousa y compañía. Esa es la responsabilidad de Torrecilla, apuestas arriesgadas que salieron mal. Sus colegas del Mallorca o el Albacete, sin ir más lejos, sí han sabido exprimir al límite sus recursos. Por eso, lo mínimo que habría que pedir al director deportivo de un club como el Sporting es una pizca de autocrítica. Todo lo demás es, pura y llanamente, postureo.