"Esta vertiente del Acebo es más dura que la tradicional de la Vuelta a Asturias, y al subirse prácticamente dos veces seguramente va a decidir la carrera en Asturias porque al día siguiente también se llega a La Cubilla". Pedro Delgado ayer quedó impresionado con el final de la decimoquinta etapa de la Vuelta a España, que se disputará el domingo 8 de septiembre entre Tineo y el santuario del Acebo, con 159 kilómetros de recorrido, tras superar también los altos del Connio y del Pozo de las Mujeres Muertas.

El ganador del Tour de Francia en 1988 se volvió a subir por segundo día consecutivo a la bicicleta en Asturias para conocer la nueva montaña de la Vuelta por una vertiente desde el mercado de ganados de Cangas por Castro de Limes, de 8 kilómetros de ascensión, con un desnivel de 760 metros, una pendiente media del 9,5% y rampas de más del 18%. Llegaba Delgado ya con las piernas calientes de ascender el Pozo de las Mujeres Muertas cuando afrontó a la salida de Cangas una carretera superestrecha y en mal estado -está prevista su reparación para la Vuelta- retorciéndose sobre los pedales, apretando fuerte los dientes y con las pulsaciones muy alteradas.

Las curvas cerradas y tan inclinadas daban vértigo porque en solo 2 kilómetros se superaba el 12% de desnivel medio. Pero Delgado, pedalada a pedalada, iba superando las dificultades, y su habitual equipo, encabezado por el cámara Canete y el dron dirigido por Santos, grababa la ascensión para emitirla en su día antes de iniciarse la etapa de la Vuelta a España. Su cuñado Óscar y sus amigos José Juan y Elías, que habían llegado antes de su entrenamiento por el Connio, sufrían mucho en la nueva subida al santuario.

Tan dura es esta nueva vertiente que los tradicionales 2,5 kilómetros finales para llegar al santuario -coincide ese tramo de cara a meta en la Vuelta a España- parecen mucho más suaves que los anteriores, cuando siempre es ahí donde se decide la victoria de la etapa reina de la Vuelta a Asturias. Y ayer el fuerte viento incluso hizo más daño a las piernas.

Delgado llegó con el rostro acusando la fatiga. El segoviano manifestó, frente al santuario del Acebo, donde una octogenaria tejía nuevos y abrigados calcetines, que la subida es "más dura de lo que pensaba. Seguro que los profesionales tienen que poner un desarrollo de 39 dientes de catalina por 30 de piñón para superar estas terribles rampas. Es una montaña de la versión siglo XXI de la Vuelta a España, pero no de 3 kilómetros, sino de 8, que se harán muy largos. Habrá diferencias en esta segunda ascensión canguesa".

La Vuelta tendrá en el Principado las siguientes etapas: sábado 7 de septiembre, San Vicente de la Barquera-Oviedo, de 189 kilómetros; domingo 8, Tineo-santuario del Acebo, de 159 kilómetros, y lunes 9, Pravia-alto La Cubilla, de 160 kilómetros, con paso antes por los puertos de San Lorenzo y La Cobertoria. Delgado, a la hora de analizar este recorrido asturiano, matiza que "la de Oviedo no es de montaña. Pero están las otras dos de alta montaña. Esta del santuario del Acebo y al día siguiente La Cubilla van a marcar la Vuelta, porque luego ya no quedan finales tan duros. Ya se vio cómo Carapaz ganó aquí dos años en la Vuelta a Asturias y luego también brilló y triunfó en el Giro de Italia. Esto es también un buen revulsivo para que la vuelta asturiana suba de nivel".

Cuando se le pregunta sobre la joven figura asturiana de Iván García Cortina, Delgado confiesa que "tiene ya mucho recorrido, a pesar de ser tan jovencito. Valverde marcó una época e Iván será un fenomenal clasicómano y una referencia. Por su carácter y potencia, habrá gran corredor para largo tiempo".

Precisamente el día anterior, cuando Delgado, acompañado de los profesionales Jonathan Lastra y Alicia González, subió La Cubilla, se le acercó un cicloturista en el alto para sacarse una foto y le espetó: "Perico, me llamo Juan Delgado y allí abajo en Riospaso y Telleo tienes más de medio pueblo tuyo porque nos apellidamos casi todos Delgado". El segoviano le dedicó también una sonrisa, aparte de posar en una instantánea bajo el fuerte temporal.

Ayer otras personas al reconocerle, antes de regresar a Madrid, también quisieron tener una foto con el ganador del Tour de 1988. Delgado sigue dejando huella por donde pasa.