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Leyenda contra leyenda

Zidane, con seis títulos como jugador en el Real Madrid, condena a Gareth Bale, con catorce, a dejar el club blanco

Leyenda contra leyenda

De confirmarse su salida, a Gareth Bale. Con un palmarés impresionante, mejor en números que el de Zidane como jugador -seis títulos del francés, por 14 del galés- a Bale le van a pesar más sus errores, muchos de ellos, como las lesiones, no forzados, que sus aciertos. Solo así se explica que tras las sobrenaturales cuatro Ligas de Campeones en cinco años, su adiós sea un alivio y no un drama. Condenado a vivir a la sombra de Cristiano, Bale ha ido desperdiciando todas las oportunidades que le dio el fútbol para alcanzar el lugar al que parecía predestinado. Un lugar no demasiado lejos del de su todavía entrenador.

El fichaje más caro del club hasta la llegada de Hazard, un futbolista que, en parte, es una operación para garantizar la línea de sucesión de la que ahora el francés aparta a Bale, se va ir como uno de tantos buenos futbolistas que han pasado por Chamartín, pero sin terminar de doctorarse.

En sus seis temporadas de blanco, Bale ha marcado 102 goles y levantado 14 títulos. Bastantes más que, por ejemplo, Zidane, que en cinco años "solo" levantó seis trofeos. Y sin embargo, el francés tiene la suficiente categoría moral como para dar la puntilla de la forma más explícita, casi pornográfica, a Bale. Su "si se va mañana, mejor", aún con la bonhomía que se le presume al francés, es una bofetada de dimensiones siderales. Bale se llevará a la tumba futbolística a la que parece encaminarse -China es uno de los destinos que se le barruntan- el por qué de su fracaso como opositor a leyenda del Real Madrid. Quizás las más de 20 lesiones en seis años han influido. Seguramente su carácter abstruso, su humor insondable y su poco aprecio por los más nimios rituales sociales -que mayor desarraigo que no aprender castellano en un lustro- pesan en la ponderación de un jugador difícil de catalogar, pero no inconmensurable. Por números, Bale debería ser uno de los mejores de la historia del Madrid. Por suerte o por desgracia, este deporte no se juega con escuadra y cartabón. No es una especie de "Moneyball", en el que las estadísticas pesen más que el día a día, que la piel. De ser así, el galés efectivamente estaría por encima de Zidane.

En cinco temporadas, el francés marcó 49 goles y dio 66 asistencias, solo una más que Gareth Bale, que le superó ampliamente en dianas. En 231 partidos con el Madrid, el "Expreso de Cardiff" ha perforado 102 veces la portería rival, solo dos menos que, por ejemplo, Ronaldo Nazario.

En otras palabras, está entre los 20 máximos goleadores de la historia del club. Por delante de Luis Figo, un jugador con el que admite más comparación que con su por ahora entrenador. Bale ha sido un secundario en una generación irrepetible. Una hornada de jugadores como Toni Kroos con la cartilla suficiente como para vacilar a prohombres de este deporte como Bernd Schuster. El del bigote llamó en marzo al mediocentro del Madrid "tractor diesel" y este le respondió, por Twitter claro, al veterano que "quién era él".

Esa relevancia Bale la tiene tan asegurada como la sospecha que le perseguirá siempre. Probablemente, de no haber sido contemporáneo de Cristiano, su palmarés sería bastante más discreto. Y, por ende, su despedida sería mucho más normal y no la secuela de "Kramer contra Kramer" en la que se ha convertido. Que no cuenta para Zidane, Bale lo sabe desde que el francés llegó para coger las cenizas del Madrid más espantoso de la década. Y aún así, nunca pareció importante. Quizás porque Bale es, con todas las consecuencias, un jugador de su tiempo. Es decir, un tipo respaldado por un agente que no le importa cargar contra todos y contra todo.

Quizás Jonathan Barnett no es tan excéntrico como Mino Raiola, el representante de Paul Pogba, quien por cierto espera con ansias la marcha de Bale para ocupar su taquilla. Tampoco es tan "mainstream" como Jorge Mendes, el representante de Cristiano Ronaldo. Pero, no por ello, es menos influyente que estos. De hecho, según la revista "Forbes" está entre los representantes más poderosos de todo el globo.

Al latigazo de Zidane, Barnett ha contestado con el rebenque en la mano, amenazando con el botón del pánico. "Si hay algo que nos conviene, nos vamos... si no, tiene tres años de contrato en el Madrid", afirmó insinuando que si su cliente tiene que aguantar tres años en la grada lo hará en un palco vip. Parece una bravuconada, pero no hay que olvidar que Barnett mantiene que Bale "es de los mejores del mundo". Es decir, para él todo es posible. Y, en el fondo, tiene la sartén por el mango. El Madrid, con todo su lustre, no puede asumir, sin consecuencias, el coste de tragar con Bale sin que este sea un activo importante del club. Mientras se resuelve el conflicto, lo que está claro es que Bale llegó y, si se va, lo hará como un arcano. Jamás sabremos qué hubiera pasado si, tras la cabalgada en la final de la Copa del Rey en 2014, esa que sirvió para inaugurar la época más exitosa de la historia reciente del Madrid, las lesiones no hubieran machacado su ya de por sí especial carácter. Quizás, habría estado a la altura de la leyenda de Zidane.

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