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Golpe de timón en Trasona: Toro abandona el centro "por la presión"

El palista renuncia a cuatro semanas del Mundial de Hungría para estar con su mujer y su hijo: "La ambición de una medalla no me compensa"

El Centro Deportivo de Alto Rendimiento de Trasona está a diez metros del embalse del que toma su nombre. Los que allí viven entregan su vida al bote. Remar, remar y remar, para descansar por las noches solo para volver a remar por las mañanas.

En ese centro y en esas aguas entrena uno de los mejores, sino el mejor, equipo de piragüismo que ha tenido España. El que integraban Rodrigo Germande, Marcos Cooper, Carlos Arévalo, Roi Rodríguez, Saúl Craviotto y Cristian Toro. Este último ha dicho basta.

A falta de poco más de un mes para el Mundial de Hungría, que otorgará las primeras plazas para los Juegos Olímpicos de 2020 en Tokio, el deportista gallego ha regresado junto a su mujer y a su hijo de siete meses. La presión de la alta competición ha llevado su cabeza al límite.

La situación ha explotado ahora, pero no es nueva. Lo cuenta Saúl Craviotto, que junto a Toro, ganó el Oro en Río de Janeiro 2016 en K-2, 200 metros. "No es un bajón puntual. Le lleva afectando ya un tiempo. Está en manos de psicólogos. Es lo mejor para el equipo", explica el leridano afincado en Gijón.

La ansiedad en los deportistas de alto nivel es un tabú. A pesar de que grandes exponentes de muchas modalidades deportivas han sufrido en silencio -es el caso de Andrés Iniesta o de Rafa Nadal, por ejemplo- el público se pregunta cómo alguien que lo tiene todo puede pasarlo tan mal.

En el caso del piragüismo la situación es algo diferente. No se trata de un deporte en el que haya grandes sumas de dinero ni reporte excesiva fama. Craviotto, quizás el más mediático de todos los palistas, sigue trabajando como policía nacional en el Natahoyo (Gijón).

"Sentía que estaba perjudicando al equipo y creía que lo mejor era apartarme. No me compensaba el deseo de ganar una medalla. Esa motivación no era suficiente. Lo más importante para mí era estar descansar y estar con mi familia", señalaba Toro a "Faro de Vigo", periódico del mismo grupo editorial que LA NUEVA ESPAÑA.

Una versión que corrobora Craviotto. "No todo el mundo tiene la capacidad para estar fuera de casa. Es una decisión que se tenía que haber tomado antes, no tan cerca en el tiempo de Mundial de Hungría", señala el que será el abanderado de España en los Juegos Olímpicos de Tokio si es que logra el billete para ellos.

No es el único piragüista que se ha tomado un descanso. La voluntad de Toro es regresar en algún momento y, por complicado que parezca, su idea pasa por estar en la cita de Japón. Javier Hernanz, medalla de bronce en el pasado Mundial de Portugal, comprende la situación de Toro. "No estoy dentro de su cabeza, pero entiendo su decisión. Los deportistas de alto nivel estamos sometidos a una presión muy alta y es normal tomarse un año sabático. En mi caso, yo llevo parado desde junio y no regresaré hasta septiembre, para recuperarme bien físicamente. Seguro que Toro es uno de los cracks que logra volver más fuerte", señalaba Hernanz sobre el adiós de Toro, que deja coja a España a cuatro semanas del Mundial.

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