El final del Descenso Internacional del Sella fue uno de los más polémicos de las últimas ediciones. Las cámaras de televisión ofrecieron una carrera que estuvo en su mayor parte comandada por el K-2 formado por Julio Martínez y Emilio Llamedo, pero, cuando las primeras embarcaciones cruzaron la meta, no había ni rastro del cántabro y el asturiano. Martínez y Llamedo al final fueron séptimos y la pareja formada por Miguel Fernández Castañón y José Julián Becerro culminó una espectacular remontada para imponerse en el puente de Ribadesella. La pareja que se sintió perjudicada presentó una reclamación al término de la prueba que fue desestimada por el comité de competición.

La explicación al retraso de los que habían dominado, según los dos protagonistas, fue una "actitud antideportiva" de los ganadores: "A 1,5 kilómetros de la meta, ellos iban mandando y nos hemos puesto a la ola, a la derecha, y les avisé de que no nos cerraran. Cuando se lo dije, dieron un timonazo y nos cerraron aún más. Hemos destrozado el barco, casi nos hundimos y no podemos llegar, no he visto algo así en el Sella jamás. Para poder llegar hemos tenido que ir achicando agua a cada momento", explicaba, indignado, Julio Martínez.

El once veces ganador del Descenso Internacional de Sella reconocía que tras cruzar la meta recriminó a los vencedores su actitud: "Tenía una sensación de rabia, de odio, nunca había visto una maniobra tan antideportiva en el Sella, si no me los quitan de delante no se qué hubiera hecho". Un poco más tarde, Emilio Llamedo secundaba a su compañero: "Fue en una zona un poco complicada, ellos iban marcando y Julio les fue advirtiendo de que nos estábamos quedando sin agua, la piragua terminó con una raja de un metro y medio". También para él "fue una maniobra antideportiva". "Hay gente que no tiene principios ni criterio", añadía.

Julio Martínez, cuando ya se dio cuenta de que no iba a poder ganar la prueba, propuso a su compañero volver a intentarlo el próximo año: "El año que viene voy a competir con 50 años, es especial para mí y quiero ganar con Emilio". Llamedo, por su parte, quiere tomarse un tiempo para pensárselo: "Agradezco y valoro que alguien como él haya depositado su confianza en mí. Cuando vio que no íbamos a ganar, me preguntó: '¿Quieres que rememos el año que viene juntos otra vez?'. Cuesta mucho prepararse para competir en el Descenso y no solo depende de mí, también de la gente de mi entorno, porque nosotros sufrimos mucho preparando esta prueba, pero la familia y los seres queridos, también. Aun así, está claro que el veneno del Sella lo llevo dentro", añadía.

José Julián Becerro, uno de los dos ganadores en el Descenso del Sella, habló sobre el incidente nada más concluir la prueba: "No sé, les hemos pasado en la ría, hemos cogido el camino que creíamos que debíamos coger y nunca hemos chocado con ellos". Su compañero, Miguel Fernández Castañón, apenas quiso entrar a valorar lo sucedido: "No voy a entrar en polémicas, me da exactamente igual lo que diga Julio, no hubo ninguna maniobra antideportiva y todo el mundo lo pudo ver".

Los que sí que pudieron ver de primera mano lo que sucedió fueron los componentes del K-2 que acabó en tercer lugar, Juan Busto y Roberto Geringer. La versión de Busto es que la pareja formada por Fernández Castañón y Becerro "pasaron los primeros". "El que pasa primero puede elegir y los que van detrás tienen que esperar o arriesgar. Es verdad que la piragua de Julio y la nuestra se quedaron sin agua, encalladas, y que Julio les dijo un par de veces que no les cerraran, pero el que va primero elige por dónde pasar y los de detrás se tienen que amoldar", concluía.