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Futbolista por obligación

Kang, el atípico fichaje del San Martín: "Pacté con mi padre que si antes de los 23 años no llego a Segunda B vuelvo a Corea o estudio"

El futbolista coreano Kang, con Borja Prieto, del Condal. LNE

El llanto de Son Heung-Min fue una de las imágenes más impactantes del Mundial de Rusia. El centrocampista del Tottenham lloró a lágrima viva tras la eliminación de Corea del Sur de la Copa del Mundo. Y todo por un pacto de estado que obligaría a la perla asiática a pasar dos años, en el mejor de los casos, haciendo el servicio militar obligatorio en su país. Una eventualidad, que probablemente, habría lastrado la carrera de la perla asiática.

En Sotrondio, el jugador del San Martín Hyo Kang se ve una situación parecida, aunque con una entidad mucho más benigna que el estado surcoreano. A sus 21 años, el futbolista de Seúl ha firmado un contrato verbal con su padre. "Si a los 23 años no estoy mínimo en Segunda B, deberé regresar a Corea del Sur o empezar a estudiar", reconoce el exótico jugador del conjunto de San Martín del Rey Aurelio.

Vocación no le falta al mediapunta. Cuenta que empezó a jugar al fútbol desde bien pequeño. Y que con solo 13 años, dejó su país natal y puso rumbo a España para formarse en el balompié. Era el verano de 2010 y por si la efeméride no es ya de por sí explícita para explicar la epopeya de Kang, el asiático lo remarca. "Escogí España porque acaba de ganar el Mundial en Sudáfrica", cuenta.

El primer destino de Kang fue Vélez-Málaga, en la provincia andaluza de nombre homónimo. Vino con un compañero y un tutor legal. "Echaba de menos a mis padres, pero el idioma no me costó demasiado", cuenta un joven que tras casi una década en el país, domina el castellano.

De Málaga, el coreano terminó por desembocar en Barcelona. Jugó en el Cornellá, un equipo de una localidad del área metropolitana barcelonesa. "Estuve dos años. Sí que me costó un poco el catalán", explica Kang, que pronto abandonaría la Ciudad Condal para ir a la capital.

El futbolista ahora del San Martín fichó por el Intersoccer de Madrid, una academia de fútbol privada y en la que centenares de jóvenes reciben formación para dedicarse en el futuro al fútbol profesional. Allí logró hacerse un sitio en la cantera del Rayo Vallecano, en el juvenil A.

Nacido en Seúl y de familia católica, una rareza ya que en Corea del Sur tan solo el 11 por ciento de la población profesa esta fe, Kang no tiene unos progenitores que se pirren precisamente por el balompié. "A mi padre no le gusta el fútbol. Es dentista y mi madre es farmacéutica. Pero ven que cada año voy mejorando y que el fútbol me gusta mucho", cuenta.

Hasta su fichaje por el San Martín este verano -ha jugado los dos partidos que van de Liga-, solo había estado una vez en Asturias. Fue en 2018, para ver un partido del Marino de Luanco cuando en el conjunto gozoniego jugaba el defensa coreano Yun. Del partido no se acuerda mucho, pero del cachopo que se comió sí. "Estaba buenísimo, la comida aquí es impresionante", dice.

Su compatriota Son Heung-Min terminó por librarse del servicio militar obligatorio tras ganar poco después de la derrota en Rusia los Juegos Asiáticos. Para seguir sus pasos, Kang, el futbolista del San Martín tiene de deberes llegar a Segunda B antes de los 23.

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