El teatro municipal de la ciudad argentina de Quilmes tiene 600 asientos, solo 100 menos que el estadio Nuevo Nalón en El Entrego. El pasado fin de semana estos dos escenarios se juntaron. Fue gracias a Rodrigo Álvarez, el delantero de L'Entregu, que firmó su primer triplete del año. "Pibe", que así es como apodan al ariete quilmeño, no solo se llevó a casa el primer balón del año. También tuvo tiempo para firmar un gol maradoniano.

Corría el minuto 28 de la segunda parte. El L'Entregu empataba a un gol con el Tuilla en el derbi de la cuenca del Nalón. Entonces, Pibe, un jugador canchero que a sus 30 años está curtido en mil y batallas del fútbol regional de las Cuencas -pasó por el Beredi y el Madalena Morcín-, robó un balón en el centro del campo. Oteó el horizonte. Vio que estaba solo contra el mundo. Y cuando lo más aconsejable hubiera sido frenarse, él aceleró. Nadie le paró. Nadie pudo.

"Es una jugada que se me da bien. Alguna vez ya marqué así. Pero creo que de las veces que he marcado un gol de esta forma, este ha sido el mejor. Sobre todo por la categoría en la que fue", asegura el delantero, a punto de cumplir los 30 años y que afronta su segunda campaña en categoría nacional. El año pasado marcó 11 goles en el Madalena Morcín.

La historia de Pibe es una historia de inmigración. Su padre nació en Luarca, pero marchó a Argentina a ganarse la vida. Allí conoció a la madre del que después sería el delantero del L'Entregu. "Pibe" nació en Quilmes, una ciudad del Gran Buenos Aires, pegada a las urbes de Lanús y Avellaneda, cerca de Capital Federal.

Estuvo poco tiempo en Argentina, pero le dio tiempo a ingresar en los jóvenes talentos del Argentino de Quilmes, un equipo que juega un derbi de alto voltaje contra el Quilmes. "Es algo así como un Real Madrid contra el Atlético de Madrid", cuenta. Su familia regresó a España cuando él contaba 11 años. Fue en noviembre de 2001. Un mes antes de lo que después la historia conoció como "El Corralito". Al parecer, Pibe ya tenía puntería por aquel entonces.

Aunque tiene 30 años, el atacante hispano-argentino -tiene un acento muy curioso, mezcla entre asturiano de las Cuencas y argentino- dice estar viviendo su mejor etapa. "Físicamente, me noto muy bien. Creo que estoy en lo mejor. Espero que la cosa siga bien, porque si luego me tiro cinco semanas sin marcar, la gente va a pensar que contra el Tuilla les engañé", cuenta divertido el atacante.

Habiendo marcado un gol maradoniano, es obligado preguntarle si es más de Messi o del Diego. Como muchos de su generación que se perdieron al "Barrilete Cósmico", Pibe es más de "La Pulga". "Soy más de Messi, aunque Diego es un ídolo para cualquier argentino, qué duda cabe", remarca un futbolista que, gracias a las nuevas tecnologías, tiene grabado el golazo que le marcó al Tuilla. "Lo habré visto ya unas 20 veces", dice. Y las que le quedan.