Nueva derrota del Marino, que mantiene al equipo luanquín en puestos de descenso. Un penalti al final de la primera parte fue la única forma de batir a un destacado Chechu. La polémica del partido llegó tras el derribo de Boedo en el área en el minuto 84, no señalado por el árbitro, que terminó con el técnico Oli Álvarez expulsado.

El partido comenzó con Las Rozas volcado sobre el área de Chechu, pero la defensa del Marino fue capaz de desbaratar un par de acercamientos peligrosos locales. La réplica visitante llegó en el minuto 8 con un centro de Lora al segundo palo. Miguel Prado remató alto de cabeza. Otra ocasión reseñable por parte luanquina llegó en el 17, con una buena jugada por la izquierda de Mika: el pase de la muerte se paseó por delante de la línea de gol sin que Luis Morán llegase a empujarla por centímetros. La mala noticia llegó en el minuto 38 cuando Guaya cortó con la mano cuando Albur iba a rematar de cabeza un centro de Juanma. El árbitro decretó penalti. Álvaro Sánchez no perdonó.

Sin cambios para la segunda parte tras el paso por vestuarios, el Marino tenía ante sí la dura labor de la remontada. Sin embargo, Chechu Grana seguía apareciendo para evitar que la renta local aumentase, como en el mano a mano que salvó con Álvaro Sánchez en el 56. Poco después, en el 65, llegó la primera acción polémica en el área local, tras un córner y un remate de Lora rechazado por un defensa local con las manos.

Tuvo el Marino opción del empate en el 75, pero Yelco estuvo acertado para sacar la doble oportunidad de Lora y Boedo. El conjunto luanquín apretó en busca del empate y Boedo pidió penalti tras ser derribado dentro del área. Las protestas terminaron con el técnico Oli Álvarez expulsado.

"La mano es clarísima y el penalti a Boedo es escandaloso", clamó Oli en sala de prensa. "Boedo se frena y el defensa le arrolla, ha sido un penalti con las manos, con las piernas, con todo, delante del línea. Incluso los defensas de Las Rozas se habían parado porque sabían que el defensa se había comido la frenada de Boedo, se lo había llevado por delante".

Oli cree que con otro arbitraje el Marino hubiese podido llevarse los tres puntos: "Estábamos muy enteros físicamente. Les comenté en el vestuario que si empatábamos, en los últimos 15 minutos podíamos hasta ganar. Pero claro, necesitamos un árbitro valiente que pite la misma mano que pitó en la primera parte".