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El calor, "enemigo del atleta", dispara las alarmas en el Mundial de Qatar

"Pensaron muy poco en los deportistas; hoy manda el dinero y eso ha marcado la designación de Doha", dice el asturiano Nayo Villanueva

La atleta checa Anezka Drahotova recibe atención médica en Qatar. EFE

La enorme visibilidad mediática que está teniendo el Mundial de atletismo, que se celebra en Doha (Qatar), poco tiene que ver con el aspecto deportivo. La poca afición qatarí al atletismo (los estadios, con aire acondicionado en las gradas, se presentan semivacíos en cada prueba) y, sobre todo, el calor extremo (casi 40º en plena noche) y la humedad están marcando un Mundial cuya designación para Doha en 2014, por delante de Barcelona y Eugene, estuvo ya rodeada por la controversia. Son factores, según los expertos, que merman la capacidad de un deportista y se vuelven en enemigos de los atletas. En diciembre de 2022, además, se jugará el Mundial de fútbol de Qatar. Será la primera vez que este tipo de prueba se celebre en invierno.

Representantes del atletismo asturiano, atentos al Mundial desde el Principado, valoran la polémica del Mundial de Atletismo consultados por LA NUEVA ESPAÑA. Ponen el foco en la dudosa, para ellos, organización del evento y analizan cómo afecta la temperatura extrema a un deportista. Nayo Villanueva (Naveces, Castrillón, 1964), atleta y entrenador de atletismo, duda sobre lo idóneo de la sede del Mundial. "Está claro que pensaron muy poco en el bien del atleta. Hoy en día manda el dinero y ese ha sido el punto principal para la designación", reflexiona Nayo. "En cuanto a resultados, el calor viene mejor o peor. A mí, competitivamente, no me venía nada mal. Funcionaba mucho peor con el frío. El calor te obliga a dosificar el esfuerzo, esa es la diferencia principal: la gestión de recursos de los deportistas", recalca.

Nayo critica también el escaso ambiente deportivo que se vive en el Mundial: "Da pena ver los estadios vacíos. Es un factor que no se miró a la hora de preparar el Mundial. Desluce muchísimo las pruebas, pero el atleta debe centrarse en lo que puede controlar".

"Por estas fechas el calor es una constante. En mis carnes padecí el Mundial de Sevilla de 1999. Recuerdo entrar en la boca del estadio y daba la sensación de entrar en una sauna. Lo importante es la capacidad de adaptación del atleta, pero hay muchos factores relacionados con el calor difíciles de tratar. El calor te va mermando y el atleta debe engañar al cuerpo. La hidratación hay que llevarla por el libro", explica Bruno Toledo (Gijón, 1973), el mejor fondista asturiano de la historia, cinco veces mundialista. "Desconozco los intereses comerciales, pero es cierto que muchas veces la manera de impulsar un deporte funciona así. Creo que al tema del calor se le está dando más bombo de lo normal, sobre todo hay que fijarse en la organización. Los hoteles de los atletas, los viajes, las infraestructuras, la alimentación... Eso es lo que se debe controlar", finaliza Toledo.

Juanjo Azpeitia (Cangas del Morrazo, 1948), entrenador de atletismo (fue el técnico del fallecido Yago Lamela), cree que la incidencia del calor depende del tipo de prueba: "Todo el mundo conocía el clima antes de la celebración del Mundial. Según los expertos no era tan grave. El problema viene según el tipo de prueba, para maratón, marcha o 10.000 puede afectar, pero para 5.000 no lo creo. He tenido muchas discusiones sobre ese tema e insisto en lo mismo: todo el mundo sabía lo que iba a encontrarse. Entiendo que se hicieron las valoraciones pertinentes para llevar a Doha este Mundial", dice Azpeitia. "Las imágenes de los corredores afectados por el calor son espectaculares, impresionan. Pero, por ejemplo, el Mundial de ciclismo fue igual de impactante y no salieron tantas fotografías", recalca. Azpeitia pone el foco, más que en el calor, en las condiciones de la organización que provoca el vacío en los estadios. "Deberían haber organizado billetes de hoteles con el viaje. El estadio de Doha podría estar lleno, sobre todo en competiciones de esta índole", finaliza.

El calor, un enemigo para el ser humano. Benjamín Fernández García (Pola de Allande, 1960), profesor e integrante del servicio de Medicina del Deporte de la Universidad de Oviedo, reconocido experto en la materia, analiza la incidencia del calor en el deporte de alto nivel. "Nunca se puede conseguir batir un récord en una situación extrema, pero el deporte son retos. Es calor es un estrés y se debe planificar bien. La temperatura en el cuerpo es uno de los peores enemigos y un factor de riesgo importantísimo para la salud. Es un tremendo enemigo para un atleta. Obligas a que el cerebro pare", analiza Fernández.

"El ser humano, no obstante, es un privilegiado para la temperatura por la existencia de las glándulas sudoríparas. No somos el animal más rápido, pero podemos alcanzar a una gacela por persistencia", profundiza el profesor, que duda sobre la sede de la competición: "Si un Mundial no se puede hacer en el Ártico quizá tampoco pueda hacerse en Doha, aunque es evidente que la competición se planifica donde hay dinero", finaliza Fernández.

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