Un último entrenamiento esta mañana y ha pensar en el derbi contra el Navarro. Eso es lo que le ha dado de sí la semana para el Real Avilés, que siete años y algunos meses después volverá a medirse al equipo de Valliniello. Ambas escuadras avilesinas lo hacen con urgencias, ya que las dos están en puestos bajos de la tabla. El Avilés, con cinco puntos, solo ha perdido un partido en lo que va de curso pero ha empatado el resto. Es decir, aún no ha ganado. Por su parte, el Navarro suma tres puntos. Los que consiguió en la primera jornada ante el Vallobín... y ya. El resto son todo derrotas.

Si bien, dado que las aspiraciones del Real Avilés para este curso es jugar la promoción de ascenso a Segunda B, una vez de la entrada de Norte Proyectos, la situación en la tabla de los de Viti Amaro es más preocupante que la de los de Héctor Suárez, que aunque esperaban tener más puntos, asumen que lucharán por la permanencia durante todo el curso. Desde la directiva del Avilés se insiste en dar tiempo al proyecto y en esperar acontecimientos, a pesar de que reconocen que este arranque no era el esperado y que "esto cambia cada semana".

Así las cosas el partido se antoja fundamental para los intereses de los dos equipos. Será el Suárez Puerta el que marque el devenir de los dos conjuntos en la próxima semana, que en función del resultado puede ser movida. Como también va a ser movido el ambiente en las gradas del estadio avilesino donde se espera registrar una de las mejores entradas de la temporada. Cosa no muy complicada ya que la asistencia del feudo realavilesino ha sido más bien baja en las últimas campañas. Solo con la visita del Marino de Luanco (y los aficionados de Gozón) se llegaron a los 800 espectadores el curso pasado.