Se enfrentaban dos huesos duros en la faceta defensiva, siendo dos de los equipos que menos goles habían recibido hasta la fecha, pero ayer el Sporting B regaló el partido. Berto Espeso se convirtió involuntariamente en el protagonista negativo del día. El lateral izquierdo cometió los dos penaltis que marcaron la diferencia en un partido dirigido, al menos, hacia la igualdad sin goles. De hecho, apenas se contabilizaron ocasiones y fue desde los once metros desde donde se decidió todo. El equipo de Samuel Baños enterró sus opciones tras el primer penalti por mano y le siguió seis minutos después la expulsión por roja directa de Isma Aizpiri.

A pesar de que el Ibiza comenzó presentando una idea atrevida en la que quería llevar el control del partido, fue un espejismo y su imagen se fue difuminando ya que el Sporting B comenzó a ganar metros sobre su rival. Se repetía el mismo guión ofrecido por el Internacional de Madrid, saliendo el filial de menos a más. Incluso Chiki vio como se le anulaba un gol por fuera de juego por escasos centímetros. Fue el primer aviso serio y quizás el último de gran valor. Se cumplía lo esperado. No sería fácil hacer goles. Ni siquiera acercarse con claridad a la portería rival. Iba a ser complicado disponer de numerosas acciones de peligro y la efectividad podía marcar la diferencia. El Sporting B apenas tuvo que lamentar ninguna parada de Lucas Anacker, mientras que Javi Benítez respondía con seguridad en su área para atajar cualquier acción que podía poner en peligro su portería, confirmando su gran inicio de temporada.

La primera parte se esfumó con pocas oportunidades de gol, resaltando más la intensidad en el centro del campo. Pero todo cambió en la segunda mitad, nefasta para los intereses de un Sporting B que se la complicó él solo. En el minuto 53 se produjo la primera acción clave, tras un penalti por mano de Espeso. El centro de Fran Grima encontró el brazo despegado del defensor que fue penalizado con la pena máxima en la que Rodado acertó a engañar a Javi Benítez.

Y el partido se agravó siete minutos después en un pase de Espeso a Isma Aizpiri al que se anticipó Kike López, derribando el central al atacante ibicenco y siendo además el último defensor. La expulsión echó por tierra cualquier tipo de reacción posible porque el filial ya no se pudo levantar del mazazo a pesar de que el técnico trató de meter a sus delanteros Bellini y Sandoval. Además, el Ibiza demostró el por qué sólo había encajado gol en dos partidos de los que se llevan disputados.

Era un encuentro de los denominados "feos" y en el que al equipo de Pablo Alfaro interesaba que sucedieron las menores cosas posibles, como así fue. La apuesta ofensiva rojiblanca, en busca de una jugada aislada que le diera un mínimo premio, se desmoronó por completo con el segundo penalti, en una acción a destiempo de Espeso, que zancadilleó por detrás a Sibo. Diego imitó a su compañero de equipo Rodado y batió a Javi Benítez para poner el definitivo 0-2. El Sporting B se fue de vacío y con el mal sabor de boca de haber sido presa de sus propios errores.