Desde 1976, cuando el K-4 de Herminio Menéndez, Díaz Flor, Ramos Misioné y Esteban Celorrio logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Montreal, el piragüismo español se ha topado con la cruda realidad en la prueba reina. En Tokio, dentro de apenas diez meses, lo volverá a intentar con el grupo que se acaba de proclamar subcampeón del mundo. Al frente, como referente indiscutible, estará Saúl Craviotto, y todos ellos dirigidos por un técnico asturiano acostumbrado a los éxitos, Miguel García.

Además de Craviotto, la plata mundialista, en dura pugna con el barco alemán, la consiguieron Marcus Cooper, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo. Ninguno tiene la plaza asegurada, pero las buena sintonía que transmitieron en Szeged les da cierta ventaja. El grupo supo sobreponerse a la marcha de Carlos Toro un mes antes del Mundial de Hungría, con la plaza olímpica -entre otras cosas- en juego.

Por esta adversidad y alguna otra, Miguel García señaló que les han venido muy bien las vacaciones: "Fue un año con muchos acontecimientos inesperados, con problemas en la preparación, si bien el resultado está ahí y fue un éxito de todo el equipo español". García, que como entrenador ha conseguido medallas en los Juegos de Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016, afronta con ganas su cuarto reto olímpico: "Nuestro objetivo es el oro. Todos sabemos lo difícil que es, pero somos especialistas en años olímpicos y en superar dificultades".

España no sólo lleva más de 40 años sin podios olímpicos en K-4, sino que ni siquiera pudo clasificar el barco de equipo para los Juegos desde 1996 hasta 2016. "Toca medalla y que Saúl se despida con un oro", recalcó García, que pone sobre la mesa los datos que avalan su optimismo: "Llevamos tres platas consecutivas y el año preolímpico, que suele ser muy complicado, lo hemos sacado adelante pese a que tuvimos que recomponerlo todo en mes y medio". Fue clave, según el técnico, el "buen rollo" y la capacidad de trabajo que mostraron los cuatro palistas que lograron el subcampeonato del mundo.

Saúl Craviotto, portavoz del grupo ayer en Trasona, se mostró tan ambicioso como realista: "Por currículo, los alemanes han arrasado durante todo el ciclo olímpico, pero nosotros hemos estado cerquita, peleando con ellos. Tenemos ese resquemor, casi prefiero ser segundo porque ahora mismo nosotros tenemos la rabia dentro y ellos están confiados. Así que en Tokio habrá que devolvérsela". Craviotto buscará su quinta medalla olímpica, lo que avala su candidatura a ser el abanderado español: "Sería el más feliz del mundo".

El grupo dirigido por Miguel García, en el que también figuran el asturiano Miguel Oriyés, el madrileño Enrique Adán y los zamoranos Daniel y Marcos Abad, realizará parte de su preparación en Valencia, en agua salada, como la que se encontrará en Tokio.