La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Resucitar para volver a morir

El Liberbank Oviedo reacciona a un desastroso tercer cuarto ante el Ourense, empata un partido que perdía por 18 puntos y acaba cediendo

Matti Nuutinen trata de encestar ante la oposición de Víctor Serrano. IRMA COLLÍN

La anarquía y la locura son dos características que el Liberbank Oviedo no se puede permitir y que ayer protagonizaron buena parte del duelo que acabó perdiendo ante el Ourense. El aficionado disfrutó de un espectáculo grandioso en el que los locales, demostrando casta y orgullo, llegaron a pasar de un 52-70 en contra a falta de 5.53 del final a empatar a 78 cuando restaban solo 55 segundos. Si Álex Reyes llega a meter el triple para igualar a 84 en el último segundo -estuvo muy cerca- Pumarín se viene abajo. Hacía tiempo que en la grada del polideportivo ovetense no se vivía un momento así, con la afición haciendo un ruido ensordecedor en cada defensa del OCB.

Eso fue lo bueno del equipo local. Lo malo fue casi todo lo demás y, sobre todo, el tercer cuarto. Un agujero en el tiempo en el que un equipo que aspira a ser uno de los más serios en defensa permitió a su rival anotar 32 puntos y convertir 8 triples. El cuadro gallego tuvo un acierto espectacular pero cualquiera que siga un poco la LEB Oro sabe que la principal virtud de Edu Martínez es el lanzamiento exterior y le permitieron meter cinco triples e intentar diez. Un recital que completó el canadiense Wood, que encestó cuatro en seis intentos.

Dio la sensación de que el OCB tiró la toalla cuando el partido aún no estaba ni decantado para el Ourense. La defensa funcionaba en la primera parte y así consiguieron contrarrestar un ataque errático y deslavazado. Da la sensación de que, como no les entraban bajaron los brazos hasta provocar un cataclismo que llegó a esperpento en algunos instantes del tercer parcial

El carácter de Matti Nuutinen -a veces excesivo, como en un absurdo empujón a Van Wijk en plena remontada-, el talento de Llorente y la clase de Álex Reyes llegaron al rescate de un equipo que en nada se pareció al que ganó (70-61) al BTB Mallorca-Palma en la primera jornada. El última parcial se iniciaba con el Ourense mandando por quince (50-65). Y tampoco en ese cuarto empezaron bien las cosas: el Ourense no anotaba pero tampoco lo hacía el cuadro local. En una especie de concurso de deméritos, el exjugador del OCB Kevin van Wijk erró tres tiros libres de cuatro y en el otro bando Víctor Pérez falló los dos que tuvo. Una canasta de Wright dejó el marcador en 52-66 cuando ya habían transcurrido dos minutos y medio de cuarto. Para seguir la marcha Tshikaya falló otros dos tiros libres pero Ourense se quedó con el rebote en ataque y dos acciones seguidas de los gallegos obligaron a Javi Rodríguez a parar el partido cuando quedaban 5.53 (52-70).

Lo que les dijo el entrenador a sus jugadores no se sabe, pero lo cierto es que se vino la locura. Un triple de Llorente y otro de Coggins redujeron la distancia (58-70) y García de Vitoria decidió parar el encuentro y no dar más alas un rival que, él lo sabe bien, en Pumarín se crece. Pero nada pudo frenar la voluntad del equipo ovetense por limpiar su imagen. Nuutinen fue valiente y Álex Reyes encontró el acierto. En un visto y no visto Ourense, a falta de un 1.27, ya solo tenía tres puntos de renta (75-78). Tras un tiempo muerto, Edu Martínez erró un triple y Reyes empató con otro. Wood llegó a silenciar a Pumarín (78-81) a 30 segundos y Llorente erró uno de sus dos tiros libres después (79-81). Alvarado hizo lo propio en el otro aro (79-82). Restaban 21 segundos y Reyes se precipitó y falló un triple a 9 segundos del final. Pero, cuando parecía todo decidido (79-84 tras dos tiros libres de Edu Martínez), aún le quedó una bala al equipo local. Llorente metió dos tiros libres a falta de 2 segundos y aún se hicieron con la posesión tras el saque de fondo de Ourense. Quedaban seis décimas de segundo y Reyes, otra vez Reyes, lanzó desde muy lejos y se quedó muy cerca de encestar. No lo hizo y el OCB volvió a morir tras una espectacular resurrección.

Compartir el artículo

stats