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Bale, pendiente de evolución

El galés exige al Real Madrid que sus partes médicos sean secretos, mientras vuelve a presumir de su pasión: el golf

Gareth Bale. EFE

Bale quiere vivir "pendiente de evolución", la coletilla que ya es un clásico en los partes médicos de los clubes del planeta fútbol cuando uno de los suyos se encuentra en la enfermería. Pero el galés no quiere pasar de ahí. Y es que Bale, que cuenta entre sus estadísticas haberse convertido en uno de los futbolistas que más lesiones acumula en el Real Madrid (26 importantes desde que fichó en 2013), ha solicitado a la casa blanca que aplique el apagón informativo sobre sus lesiones. La última, a mediados de mes jugando con Gales y de la que nada se sabe, aunque dado su largo historial se supone que es un nuevo problema muscular.

Bale se ha puesto duro y se ha acogido al derecho que tiene todo trabajador a que no transcienda ni un dato sobre su estado de salud. Quizás quiera evitar -parece que llega tarde- pasar a la historia del Real Madrid como un pupas al que cualquier soplo de aire hace quedarse de baja. En el tema de las lesiones ya ha superado a Woodgate, aquel central británico que llegó a Madrid para apuntalar la defensa del Bernabéu y que lo único que hizo fue encadenar lesión muscular tras lesión muscular que le llevaron a jugar diez partidos en dos temporadas. En la primera no llegó ni a debutar. El galés, descartado en verano por Zidane y que acabó siendo titular al no encontrar el galés un mejor acomodo y ZZ otra solución a los problemas de gol del equipo, ha echado mano de la legislación para que no se haga pública la razón de su última lesión. La decisión de Bale de tratar de oscurecer a base de abogados sus problemas físicos ha tenido un efecto boomerang: la petición del extremo ha multiplicado las informaciones sobre su estado, que había dejado de ser noticia ante tanta lesión. Así que el apagón exigido por Bale se ha convertido en todo un chorreo de informaciones de cuándo, cómo y por qué.

Ya hay voces que dicen a las claras que en realidad Bale ha optado por esta medida porque aseguran que cabe la posibilidad de que no sufra lesión alguna. Aquí entra una de las acusaciones que se vierten contra Bale: que tiene nula resistencia al dolor, y que cualquier molestia, por mínima que sea, le hace ponerse de lado. Por contra, "el entorno" del galés cuenta que el jugador estar harto de ser noticia por las lesiones y que esto le hace acumular una ansiedad que al final se traduce en nuevos problemas físicos. Vamos, la pescadilla que se muerde la cola, el eterno retorno.

Aunque Bale no ha sido el único que ha optado por esta vía, ya que hay futbolistas que han entablado pleitos contra sus clubes para ser borrados de los partes. La justificación es que un historial médico plagado de lesiones puede complicar una renovación o un fichaje por otro equipo. Y más en unos tiempos en los que los directores deportivos miran con lupa a cada posible incorporación. Al margen del rendimiento sobre el césped, se informan sobre rutinas, círculo de amistades, la familia, el coche que conduce... En otras competiciones, como la alemana o la inglesa, la información sobre las lesiones se restringe al máximo, sobre todo si son de menor entidad. Y si hay algún problema grave, la información que se ofrece se pacta con el jugador.

En cambio, en las grandes ligas americanas el derecho a que el aficionado esté informado de todo está por encima de cualquier cosa. Se considera que todo forma parte del negocio y conocer el alcance de la lesión de la estrella de turno es un espectáculo que también hay que ofrecer. Y ya que las estrellas del deporte como Bale han aceptado vender parte de su vida, sudor y sangre por una buena suma, ¿por qué hay tratar de censurar la información médica vinculada a su práctica deportiva? ¿No merece el socio del Madrid saber qué le pasa a uno de los empleados del club mejor pagados? ¿Habría entonces que "tapar" también los positivos en dopaje? La decisión de Bale, como ya sucedió con Bosman, puede traer cola.

Otra cosa sería preguntarse quién y con qué intereses ha filtrado la decisión de Bale de acogerse a la ley para proteger los datos de sus lesiones. Coincidencia o no, poco tardaron en aparecer informaciones tras la filtración de los partes médicos sobre que el Real Madrid quiere deshacerse lo antes posible de Bale, a poder ser en el mercado de invierno. Quizás la estrategia del tito Floren sea seguir presentando al británico como un futbolista al que solo le preocupa el golf, que no aguanta la picadura de un mosquito, que sigue sin dominar el idioma y que ahora se planta por los partes médicos. Una forma de presionar al "golfista blanco" para que se rinda de una vez, haga las maletas y libere al club de su alta ficha para reforzarse en la próxima ventana de fichajes. Aunque parece que la intención de Bale es aguantar hasta final de temporada para luego ver (o no) si encuentra un equipo que pueda hacerse cargo de su sueldo, que supera los 15 millones de euros anuales. Como recambio gusta Fabián.

Tampoco es que el galés se esfuerce mucho en demostrar que lo que se dice de él no es cierto. Sin ir más lejos, en una entrevista publicada estos días en "The Telegraph" aseguraba vivir en "una burbuja". Tanto, que desconoce quién es el primer ministro británico y no estar del todo al tanto de la ruptura del Reino Unido con Europa ("no sé el 99 por ciento del Brexit") salvo por lo que pueda afectar a sus negocios e inversiones, y que lo que realmente le preocupa es el golf. Tanto, que tras su retirada imagina su vida en un campo de golf. Pero hasta que llegue ese momento, ya se sabe: Gareth Bale, pendiente de evolución. A ver lo que dura.

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