En realidad, la climatología parece ir acompada con el panorama general. El temporal, que ha dado una tregua en las últimas horas, volverá con fuerza a media mañana y a partir de ahí no parará. Mal tiempo y malas caras. El derbi de la ansiedad muestra a Oviedo y Sporting más necesitados que nunca, en un duelo contra el eterno rival y contra los propios fantasmas. Más que un partido, se trata de un ejercicio de supervivencia. El que tenga mejor pulso tendrá mucho ganado. En el banquillo, dos técnicos asturianos para, al menos, encontrar un gancho que dé al choque más atractivo. Rozada y José Alberto son los protagonistas de un duelo que añora tiempos mejores.
Porque, libro de historia en mano, el de hoy (16.00 horas, retransmitido por Vamos) es el segundo peor derbi de la historia. Solo a la cita de diciembre de 2002 llegaron los dos clubes con peores números. Entonces, el Sporting, local, navegaba en la 17.ª posición, con 16 puntos tras quince encuentros. Peor le iban las cosas al Oviedo: último, con 10. El Sporting, entrenado por Maceda, se impuso aquella tarde al conjunto de Vicente González-Villamil 1-0, tanto de Lozano. Fue la última campaña antes del seísmo que sacudió al Oviedo y que le mantuvo más de una década fuera de fútbol profesional. Ahora, los dos pelean en un curso anómalo por no recordar la presente campaña como una desgracia.
Pocos habrían apostado el pasado verano por una temporada tan pobre. Pero la Segunda no perdona errores. Oviedo y Sporting se agarran al calendario y a los frecuentes giros de guion en la categoría para pensar que lo suyo es transitorio y que no es tarde para pensar en metas mayores. Nada como un derbi como impulso moral. Nada como derrotar al eterno rival para sentirse rey por un día.
En la fiesta, con apuros, del fútbol asturiano se ha colado un invitado de excepción. Las condiciones climatológicas han sido adversas toda la semana y el aficionado tiembla ante el poco fiable césped del Tartiere. Desde el club azul se mantiene que el estado del terreno de juego es adecuado. Un nuevo azote del temporal llegará hoy para testar de forma definitiva las mejoras introducidas en el drenaje el pasado verano. La situación, en todo caso, no parece tan grave como hace un par de temporada, cuando el árbitro examinó el Tartiere horas antes del choque para ver si era posible jugar sin riesgos.
Descartado, a priori, el césped como enemigo del espectáculo, la pelota cae en el tejado de los dos equipos, atenazados y temblorosos ante la tabla, aunque con futbolistas para pensar en mejoras.
En el caso del Oviedo, las malas noticias llegan desde la enfermería. Saúl Berjón esprintó durante la semana pero las molestias físicas le ha aconsejado parar. No estará, y el Oviedo lo lamenta: pierde a su futbolista más desequilibrante. Javi Rozada, que busca consagrar sus mejoras en el escenario más lustroso, ha asegurado en la previa que parte del planteamiento depende del estado del terreno de juego. Y como este dará un respiro parece decidido a no variar su plan maestro.
Aunque suele introducir matices, se ciñe al 4-2-3-1 como sistema de base, con las bandas como elemento para dañar. Recupera el técnico a Tejera, pieza importante en el engranaje, y Omar Ramos se presenta como opción más probable para actuar en el extremo. Rozada también ha probado con el canterano Riki en el once, pero los galones del canario le dan cierta ventaja.
Así, el Oviedo podría formar esta tarde con Champagne; Nieto, Carlos Hernández, Arribas, Christian; Lolo, Tejera; Sangalli, Borja Sánchez, Omar Ramos; y Ortuño. Los azules han incluido a los 21 jugadores disponibles, con las ausencias del lesionado Berjón y los citados con sus selecciones Bárcenas y Obeng. El resto de la lista es: Alfonso, Johannesson, Lucas, Javi Fernández, Mossa, Edu Cortina, Jimmy, Riki, Joselu e Ibrahima.
En el caso del Sporting, José Alberto prepara cambios drásticos tras dos derrotas consecutivas que han devuelto las miradas sobre el banquillo. Un nuevo resultado adverso pondría en peligro el puesto del técnico rojiblanco, que tiene pensado dar un giro táctico ante el vacío de no poder contar con Manu García, concentrado con la sub-21. El Sporting tiene previsto saltar al Tartiere con defensa de cinco y un as en la manga: la polivalencia de Cristian Salvador. El zamorano partiría como central y, en función de las necesidades del partido, podría volver al centro del campo, permitiendo al equipo quedarse con defensa de cuatro y sumando, así, un hombre más en la media. Los grandes sacrificados serían Borja López y Aitor García.
La nueva disposición daría protagonismo a la figura de los carrileros, perfil que se ajusta a las cualidades de Unai Medina y Damián Pérez. Ambos son laterales de proyección ofensiva, lo que les sitúa en ventaja respecto al tercer candidato, Molinero. Javi Fuego tiene asegurada plaza en la medular, donde tendría a su lado a dos futbolistas de capacidad técnica y visión para filtrar balones: Carmona y Nacho Méndez. Arriba, dos hombres de presencia física: Pablo Pérez y Djuka. La puesta en escena, de llevarse a cabo, partiría de dotar de centímetros y músculo un inicio de partido en el que el Sporting quiere estar prevenido ante la intensidad azul durante los primeros minutos.
La previa del partido parece muy madurada en la pizarra. Espionaje y contraespionaje. José Alberto también ensayó durante la semana la posibilidad de introducir un relevo natural a la baja de Manu García: Pedro Díaz. Esta opción está sobre la mesa y llevará aparejada mantener el esquema de jornadas anteriores junto a tres retoques: la entrada de Babin por Borja López, Carmona por Isma Cerro y la de Djuka por Álvaro. El Sporting podría formar con: Mariño; Unai Medina, Valiente, Cristian Salvador, Babin, Damián; Carmona, Nacho Méndez, Javi Fuego, Pablo Pérez; y Djuka. El resto de la lista de convocados es la formado por: Christian Joel, Cordero, Borja López, Molinero, Pedro Díaz, Hernán, Isma Cerro, Neftali, Traver, Aitor García y Álvaro Vázquez.
