El Marino de Luanco cayó con justicia ante un Pontevedra superior que firmó su cuarta victoria consecutiva. Con un juego muy ramplón e impreciso, los de Oli fueron incapaces de crear peligro sobre la portería rival y defendieron demasiado atrás, lo que propició que los locales generaran ocasiones de mucho peligro. El Marino se ha hecho fuerte en Miramar (tres victorias seguidas) pero el "debe" sigue estando a domicilio, donde solo ha logrado una victoria y acumula cinco salidas sin ganar.

La primera parte empezó con un Marino replegado ante un Pontevedra que salió al verde de Pasarón en plan mandón. Así, la primera aproximación local llegó a los cinco minutos con un centro lateral que Adighibe remató a las manos de un Javi Porrón bien colocado. Los de Oli no conseguían tener la pelota, todos los rechaces caían a los pies de los locales que poco a poco iban incrementando su dominio. Al cuarto de hora Romay estuvo a punto de rematar un centro lateral de Campillo. Fue el preludio del primer gol local porque a los veinte minutos Adighibe superaba a Javi Porrón en una jugada en la que Álex Fernández botó una falta, el balón quedó suelto en el área pequeña y Adighibe lo cazó y, a pesar de estar escorado, a la media vuelta puso el balón a la red con un tiro cruzado.

Con el tanto en contra los de Oli no reaccionaron. El Pontevedra era superior y jugaba en campo asturiano. A la media hora de juego un hiperactivo Adighibe remataba con la testa un córner y el balón se marchaba ligeramente desviado. En el último cuarto de hora el Marino logró que los locales no crearan más peligro, pero no generando juego sino mostrándose más intenso en el centro del campo y con más interrupciones en el juego.

Tras el paso por vestuarios, los de Oli llegaron con primera vez con peligro sobre la portería de Edu Sousa cuando solo habían transcurrido dos minutos, Álex Arias botó una falta lateral y Miguel Prado estuvo a punto de rematar en el segundo palo. Por su buena posición, su remate hubiera sido, como mínimo, una clarísima ocasión de gol.

El entrenador local fue realizando cambios para que el juego se parara y el Marino se mostró como un conjunto ramplón, sin capacidad para generar juego y mucho menos acercarse a las inmediaciones de Edu Sousa. El inicio incisivo de la segunda parte había sido un espejismo porque los minutos siguientes iban pasando sin que ocurriera nada lo que beneficiaba a los intereses de los locales.

Y con el partido anestesiado llegó la sentencia del Pontevedra, acelerada por la expulsión de Trabanco en el minuto 80 por doble amarilla. En el minuto 83 Mejía batió a un impotente Javi Porrón. El segundo gol acabó de hundir a los luanquinos y en el descuento, Álex Fernández remató un centro desde la derecha para hacer el tercero y definitivo.