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El Hijo De Esther

División de opiniones

Hace ya años, en el mundo del toreo se decía que había habido división de opiniones cuando la faena de un matador no había llegado al mínimo exigible de calidad y entrega o no era lo suficientemente purista como para merecer siquiera el silencio del público presente en el coso. A esto añadía mi padre, don José, que en paz descanse, que la división de opiniones era clara. Ante el cabreo del público, "unos en su padre y otros en su madre".

Pues el sábado, el Bernabéu presentó una clara división de opiniones a la antigua usanza. Más o menos cuando se llevaba una hora de partido y el "galés-golf-Real Madrid" saltaba al terreno de juego.

Toda la semana se había debatido sobre la conveniencia o no de silbarle en el campo. Unos decían que es patrimonio del club y que silbarle lo debilita porque deprecia al jugador y se le necesita para llegar a las finales y ganar títulos. Otros que da lo mismo que se deprecie, que ha faltado al respeto al Madrid y a los madridistas y que? unos en su padre y otros en su madre.

El caso es que según llegó el momento del cambio yo estaba decidiendo si su padre o su madre y me uní simbólicamente desde la comodidad de mi salón a aquellos que se agotaron de silbar al galés. Pero según pasaron los minutos ese cabreo se me fue pasando porque el llamado "expreso de Cardiff" se hacía notar en el campo.

Tanto su exuberancia física como su magnífica pierna izquierda. O sea, me fue ganando, al menos hasta que terminó el partido. Pero en mi mente todo fue un espejismo que gracias a Dios solo duró unos minutos pues rápidamente volví a acordarme de que Bale juega tres partidos buenos y luego se pasa un mes o mes y medio sin comparecer.

Me volví a acordar de esos partidos, muchísimos partidos, en los que pasaba como alma en pena por el campo sin que nadie tuviera noticias de su presencia. Vagando por el césped, aunque en honor a la verdad, tirando desmarques que sus compañeros ni intuían, sobre todo en el caso de Kross.

A lo que iba, casi me hago un hombre blandengue y perdono a Bale, pero, gracias a Dios, mi terrible memoria esta vez no me falló y según el árbitro dio fin al buen partido del Real Madrid volví a mi pensamiento: en su padre o en su madre (con todo el respeto para ambos, pues esto no es más que una licencia literaria).

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