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Explorar, navegar y esquiar en el fin del mundo

La Semana Internacional de Montaña cierra su edición con la proyección de una película sobre una aventura asturcántabra

De izquierda a derecha, arriba: Tomás Suárez y Rafael Belderrain; abajo: Josechu Menéndez, Ramón Piñal, Nico Aradao y Pepín Román. JUAN PLAZA

Torrecerredo quiso cerrar su Semana Internacional de Montaña con un doble homenaje a los enamorados de esta práctica. Por un lado, para recordar al padre Bernardo, un pionero del montañismo en el colegio gijonés del Corazón de María, fallecido hace ahora un año. Hace 40 años, el padre Bernardo, junto con el padre Valdivieso, pensaron que no había nada mejor para los escolares del CODEMA que conocer el mundo a través de las montañas. Varios de sus ex alumnos y muchos de los que gracias a estos dos clérigos descubrieron el amor por la naturaleza estuvieron ayer en el homenaje que se les brindó.

Por otro lado, el día fue aprovechado para visualizar una aventura de esquí, navegación y descubrimientos. La proyección de la película documental sobre la exploración a las islas Lofoten fue el punto fuerte de esta clausura de la Semana Internacional de Montaña. "Esto no es una aventura que se piense en una semana. Queríamos hacer un viaje de exploración y salió la oportunidad de viajar a la población más al norte del mundo, a las islas de Svalbar. Allí podríamos encontrar lo que buscábamos", cuenta Pepín Román, director de la cinta y uno de los expedicionarios.

Pero lo que querían encontrar no era fácil. Terrenos vírgenes, inexplorados, con nieve virgen y en el que podían estar días sin encontrar a otras personas. Además, para dificultar un poco más el asunto, el acceso a estas montañas noruegas solo se puede acometer en barco. "Navegamos entre fiordos, con el agua en torno a los 3-4 grados, fue una experiencia única vital", relata Román.

Encontrar un barco fue lo primero que tuvieron que hacer, pero como jefe de navegación tenían a uno de los mejores deportistas españoles en esta especialidad, Antonio Cuervas-Mons, más conocido como Ñeti. Este cántabro, finalizó cuatro veces la Volvo Ocean Race y es un enamorado del esquí y la montaña. Con Ñeti en el equipo, se lanzaron a ascender cotas bajas, pero cargadas de intensidad, como explica Rafael Belderrain: "Un monte de apenas 700 metros de altura puede tener unas condiciones polares porque el clima cambia muy rápido".

"Queríamos un aprendizaje, una exploración, actividades nuevas y además unir vínculos con personas que igual conocíamos, pero con las que tras esta aventura hemos estrechado lazos", cuenta Pepín. "Para ir en barco hasta allí hay que coordinarse muy bien, las mareas influyen, incluso en las montañas que queríamos ascender. El calado es impresionante, amarrar un barco sin puertoes muy difícil, pero la experiencia mereció la pena", dice Pepín Román.

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