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El Hijo De Esther

Y ahora jugamos bien

Han pasado meses duros para el Real Madrid y Zidane. Aceptando que vivimos en la sociedad de la inmediatez, me han parecido especialmente crueles e inexplicables las durísimas críticas que ha recibido desde agosto el técnico francés por el mal juego del equipo cuando, si había culpables, eran los jugadores que o estaban fuera de forma, o empanados o pasando de todo. Pero el caso es que un entrenador con tres Copas de Europa a sus espaldas parecía un necio futbolístico para muchos cuando lo que intentaba era armar un equipo y, principalmente, convencer a unos jugadores acomodados y creídos de que si no ganaban partidos perderían la grandeza y dejarían de escribir líneas en la historia del fútbol.

Así las cosas, Zidane se enfrentaba a una prensa hostil en las ruedas de prensa y aguantaba pacientemente las sucesivas y repetitivas preguntas hasta el hastío sobre por qué no jugaba uno o sí jugaba otro, o por los kilos de más de uno o los de menos de otro, o por Bale en todas sus variantes (en este caso seguramente las preguntas eran necesarias porque lo del galés fue, es y me temo que seguirá siendo de traca a tenor del partidito que se despachó el sábado en Vitoria).

El caso es que el equipo se ha puesto a jugar bien (Marcelo sigue sin defender un pimiento) y todo ha cambiado. Cabe preguntarse la razón, pero la explicación es sencilla, porque sí, porque se han puesto de acuerdo, porque los jugadores quieren, porque Zidane los ha convencido y los ha puesto en forma. Pero esta mejoría palpable, notoria, optimista y positiva no sería posible sin la mano del francés y su guante de seda en su relación con los jugadores. Así que Zinedine Zidane está aquí de nuevo, ha vuelto para quedarse y deseo que con él al timón nos esperen grandes jornadas de gloria, al menos similares a las que nos ha dado durante tres años gloriosos.

Pero bueno, gracias a Zidane y también gracias a nuevas joyitas que han desembarcado en el primer equipo. En este caso entono dos mea culpa. El primero con Benzema, es un mea culpa parcial porque aunque sigo manteniendo que estuvo ocho años de vacaciones en Madrid soy capaz de negar todo lo escrito contra él cada vez que lo veo jugar desde que se fue Cristiano. ¡Qué bueno es Karim!

El segundo mea culpa es con Valverde. Menudo jugadorazo, sí, pero yo no creía en él ni mucho menos. Vamos, nunca lo tuve en cuenta y, gracias a Dios, me ha dejado en mal lugar. Viva Valverde... y Benzema.

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