Una gesta lo es porque sucede pocas veces y porque es muy difícil de repetir. El Liberbank Oviedo Baloncesto hizo una de las más grandes de su historia el martes al ganar por 83-89 al Lleida con tan solo siete jugadores, de los cuales nada más que cinco eran del primer equipo. Hacer algo similar hoy ante el Granada (18.30 horas, polideportivo de Pumarín) y continuar con la reacción que supuso ese partido será complicado ya que el equipo asturiano sigue estando muy mermado por las bajas.

Es verdad que los de Javi Rodríguez recuperan a tres jugadores. Los dos últimos fichajes, Davis Geks y Jorge Sanz, podrán debutar esta temporada en la cancha ovetense, y Víctor Pérez, ausente por motivos personales en Lérida, también estará a disposición del entrenador. Por contra, los que volverá a causar baja son los dos pívots. Ni Devin Wright, exjugador del Granada, ni Oliver Arteaga podrán ayudar a sus compañeros para sumar una nueva victoria.

Que el martes se ganara en una exhibición de entrega y esfuerzo no debe minimizar el impacto de dos ausencias como las de Wright y Arteaga. Presentarse a un partido sin jugadores interiores frente a una plantilla mucho más potente que la del Lleida es un hándicap muy grande. El conjunto andaluz dispone de tres pívots de mucho nivel, como son Guille Rubio, Earl Watson y Sergio Olmos, jugadores altos, corpulentos y con experiencia en la categoría. Además, los entrenadores del Granada han podido estudiar bien el partido que hizo el Oviedo el martes y ya saben qué errores no deben repetir para evitar que les suceda algo similar a lo que les pasó a los catalanes ese partido.

Todos estos condicionantes no significan que el equipo asturiano esté perdido, pero sí que volverá a necesitar tener un día perfecto para sacar adelante el encuentro. Precisa de un acierto grande en el lanzamiento exterior y de otro día excelso de los jugadores que están sosteniendo el mermado juego interior del equipo, Rolandas Jakstas y Matti Nuutinen. El primero, especialmente, está haciendo un inicio de temporada espectacular, multiplicándose para ayudar a los azules tanto en defensa como en ataque, defendiendo con inteligencia y eficacia a jugadores más grandes y fuertes que él.

El de hoy será un día en el que estos dos jugadores necesitarán también del mejor José Blázquez posible. El albaceteño, que llegó a Oviedo para echar una mano y que ya está recuperado de sus problemas físicos, tiene esta tarde una nueva oportunidad de demostrar que está al nivel de una competición como la LEB Oro.

Los tres ala-pívots del conjunto asturiano intentarán hacer lo que puedan ante el poderío de los granadinos, pero los que deben marcar la diferencia son los exteriores. Ya con Geks y Sanz integrados y viendo el nivel que está ofreciendo toda la temporada Álex Reyes, ese debe ser el punto fuerte de un Oviedo Baloncesto que espera contar también con el entusiasta apoyo de una afición que ha sabido aplaudir la gesta lograda el martes, a pesar de que el inicio de competición del cuadro carbayón no ha sido el deseado. Los ovetenses, con tres victorias y ocho derrotas, siguen en la zona de descenso y necesitan de una buena racha para empezar a escalar a zonas más confortables de la clasificación.

De momento, mientras sigan con ausencias tan notables, deberán tirar de épica para sacar partidos como el de hoy ante rivales que les sacan muchos centímetros pero que no les ganan en trabajo.